viernes, 17 de julio de 2020

CASADO NO TIENE BUENAS MANERAS NI EN UN ACTO DE ESTADO

CASADO NO SABE ESTAR SIN CRISPAR   ES SU MODELO DE LA CASA AZNAR

Ni la solemnidad de su corbata negra, ni el respeto a las víctimas, ni la asistencia de las autoridades europeas, ni mucho menos la presencia de Felipe VI disuadieron a Pablo Casado de volver por su fueros, esto es a la refriega y a la política pequeña. Más madera contra el Gobierno. Da igual el marco. Da igual el contexto.
Casado llevó también a la ceremonia del Estado su furibunda oposición al Gobierno. Como si no hubiera más días ni más momentos, ni más escenarios donde hacerlo. Y le acusó de nuevo de mentir sobre las cifras de los muertos y de atacar a la Monarquía. Justo el día que el Gobierno quiso hacer de Felipe VI uno de los únicos tres protagonistas de la ceremonia. Justo el momento en que La Moncloa trabaja con la Casa Real para buscar una fórmula con la que blindar el reinado del actual monarca. "Desde el PP defendemos a la jefatura del Estado y a su Majestad el Rey de los ataques de algunos ministros", dijo. 
El líder del PP no conoce la diferencia entre saber estar y no estar a la altura. Ni en un homenaje a las víctimas. Ni en un acto de Estado. Ni en lo que precisa en este momento la jefatura del Estado, que no es precisamente que la derecha intente capitalizar la figura de Felipe VI ni que los cortesanos justifiquen lo injustificable sobre los líos societarios y fiscales. Flaco favor hacen al rey cuando le convierten en objeto de su táctica partidista y flaco favor hacen a una España a la que solo le faltaba añadir al drama sanitario y al abismo socioeconómico una crisis institucional en torno a la jefatura del Estado. Cuando Pablo Casado dice tan solemne como retador que "no tolerará" ataques a la Corona, no se sabe si es que tiene pensado encadenarse ante la Fiscalía del Supremo para que no investigue el obsceno patrimonio acumulado por el emérito en varias cuentas opacas en Suiza o si pretende manifestarse ante el Palacio de la Zarzuela para que Felipe VI no invite a Juan Carlos I a fijar su residencia en un país extranjero en una especie exilio con el que blindar su reinado. Que lo explique. Hasta entonces, estaría bien que alguien le diera un curso de protocolo y saber estar, además de explicarle cuál debe ser la actitud del jefe de la oposición en un homenaje de Estado. También puede preguntar a Torra, siempre blanco de sus críticas, porque esta vez sí marcó la diferencia y dio una lección de impecabilidad con sus declaraciones al final de la ceremonia para agradecer al Gobierno la organización del acto y enfatizar: "Nuestro corazón está con ellos, no los olvidaremos, los guardaremos siempre en nuestra memoria". Bastaba con eso. Ojalá otro Casado, ojalá otra derecha y ojalá que, como dijo, Aroa López, "esto nunca hubiera ocurrido".
ES EL MÉTODO DE AZNAR DE 1993: NADA QUEDA FUERA DE LA CRISPACIÓN, NI EL TERRORISMO, ENTONCES, NI LAS VICTIMAS DE LA PANDEMIA AHORA

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