TITO, LÍDER DE LOS TAXISTAS DE BARCELONA SE HA VENIDO A MADRID Y HA HECHO EL RIDÍCULO |
A algunos "lideres" de protestas le das un megáfono, se ponen un chaleco, ahora la moda es el chaleco, le ponen alcachofas cerca y sin el menor rubor lanzan proclamas de "vamos a hundir Madrid" y se quedan tan tranquilos. Se les calienta la boca y cuestionan a un ministro por se "gay" al tiempo que se sienten impunes y no conciben que la policía actué contra ellos. Tienen mucho peligro porque semejantes personas trasladan a pasajeros y son beneficiarios de un servicio publico.
El sector del taxi se está viendo rebasado por su concepción obsolescente, y su respuesta —que podía haber sido, además de reivindicativa, autocrítica— ha resultado salvaje: colapsar Madrid y Barcelona sometiendo ambas ciudades a un auténtico secuestro. En la capital de Cataluña, la huelga —quizá sea más un cierre patronal— ha concluido con una aparente victoria de los taxistas dirigidos por Tito Álvarez, un nuevo líder social.
Hay liderazgos y liderazgos. El de Álvarez en Barcelona, ya con proyección indudable en el conflicto en Madrid, es de los que se imponen a las bravas, con una desinhibición absoluta. Dice llevar “la lucha obrera en la sangre”. Ni de lejos. Porque, entre otras razones, esa lucha no se verbaliza en la soez imprecación a un ministro aludiendo a su tendencia sexual.
O sea, los taxistas ganan y la oferta de transporte pierde. Los ciudadanos perdemos. Y la mejor y mayor persuasión utilizada ha sido el empleo de su capacidad para colapsar la movilidad de las dos grandes ciudades españolas. 'Petó' Barcelona y ayer también 'petó' Madrid. Incomprensiblemente, los líderes del sector parecen no reparar en que lejos de provocar la empatía de los ciudadanos generan exactamente lo contrario: su prepotencia está granjeando una impugnación general a sus métodos de protesta. La chuleria genera antipatia.
El sector del Taxi quiere seguir siendo un monopolio del transporte de pasajeros en las ciudades, no quiere saber nada de nuevas tecnologías, salvo cuando ponen a un indocumentado al volante de su coche y le dan un GPS para que circule y se pierda por Madrid.
Un recuerdo necesario. En los años de gran bonanza económica, años 2000 hasta el 2008, encontrar un Taxi a las diez de la noche en Madrid era imposible. Me comentaba un taxista "hay mucho trabajo por el día y la mayoria se va a su casa a las diez de la noche". Vino la crisis y era habitual ver filas enormes de taxis en los carriles BUS de la Gran Vía a la espera de las salidas de los cines. Yo fui testigo del gesto de corte de mangas que le dio un viandante a un taxista que le indicaba que iba libre.
Los taxistas se han enchulado, tampoco necesitan demasiado, por el efecto "manada". No nos pidan a los ciudadanos comprensión porque no se la merecen.
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