sábado, 5 de enero de 2019

POR UN PUÑADO DE VOTOS. HOY EN ANDALUCÍA, MAÑANA... QUIEN SABE

SON TAL PARA CUAL

Qué poco le ha durado el discurso  a Pablo Casado de ser de centro-derecha, en Andalucía su fracaso de perder una hemorragia de votos con el trasvase a la extrema derecha de Vox, le ha sacado su fondo de ser igual que Abascal, extrema derecha maquillada y, si hay que cambiar el discurso, pues se cambia, que para eso estoy yo aquí que soy prestidigitador de títulos de máster y lo que se tercie.

La falta de respeto a la inteligencia, de Pablo Casado, a los ciudadanos, es para llamarle la atención. Este niñato mal criado a los pechos de Aznar se piensa que los demás nos creemos sus majaderías. Ahora está negociando la presidencia de Andalucía con el partido de extrema derecha xenofobo-machista, un insulto a la mujer y a las mentes decentes, que está presidido por un chulo con pistola pagado por el Estado en puestos designados por la impresentable de Esperanza Aguirre; la mano de Esperanza Aguirre es alargada. 

Este Casado lo mismo se pone en plan historiador, con culturilla de cura de pueblo, que nos ilustra con sus mentiras sin pestañear. No tiene limite a la hora de faltar a la inteligencia de los ciudadanos. Nos habla como el cura que le dirigió en su juventud, nos trata de inferiores intelectuales; no  dice él que tardó no se sabe cuantos años, siete en sacarse media carrera de Derecho y luego con la ayuda de Esperanza Aguirre, siempre le gustaron jóvenes y bien parecidos, le aprobaron el resto en cuatro meses. Lo nunca visto en la universidad española. Claro que era la URJC y en su filial Instituto Cisneros, un supermercado al por mayor de títulos y máster.

Santiago Abascal puede estar satisfecho. Pablo Casado ha sucumbido a sus pretensiones sin que el líder de Vox haya tenido que bajarse del caballo. Ya no solo les une la inquina hacia los independentistas y el desprecio a los inmigrantes. El PP hace ahora suyo el discurso de la derecha extrema sobre la "indefensión" de los hombres y equipara la violencia machista con la violencia familiar. Se trata de mezclar conceptos como si fuese lo mismo. Pero no, no lo es, porque a las mujeres las matan por ser mujeres. Esa es la diferencia.

También Andrea Levy, ducha en defender a menudo lo indefendible ante las cámaras,  se esforzaba este viernes en argumentar que hay "muchos tipos de crímenes" y en subrayar que el propósito del PP es "proteger a todos los miembros de la familia". La vicesecretaria de Estudios y Programas del PP tiraba de argumentario para reclamar, a la vez, que se separe la lucha contra la violencia machista de la violencia familiar, obviando que quien lo está equiparando es justamente su partido para contentar al precio que sea a sus socios de Vox. ¿Qué estará pensando Soraya Sáenz de Santamaría?

Sobre lo dicho por Andrea Levy, hago mías las palabras de Mamen Mendizabal sobre la nueva ministra de Familia de Brasil :"esta tía es gilipollas".

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