CASADO SALE DEL PP DESCUARTIZADO PERO ENTRE APLAUSOS.
Ayuso revienta la conjura por la unidad en el PP pidiendo la revancha contra Casado
La líder madrileña reclama que se expulse del partido a quien ha tratado de “destruirla”. Feijóo respalda la honorabilidad de Ayuso mientras Casado pide disculpas y lamenta el trato que ha recibido
Habló Casado y le respondió Ayuso, dentro y fuera. Él ha presumido de tener la "conciencia tranquila" y ella pidió la expulsión del partido de quienes hayan formado parte de la que considera una campaña contra su gobierno y su familia. La Junta Directiva Nacional del PP ha evidenciado que, lejos de firmar la paz, quienes fueran grandes amigos solo comparten ahora su apoyo a la candidatura de Alberto Núñez Feijóo.
"Lo que no sé es cuántas Ritas Barberá quiere dejar este partido más en la cuneta", ha dicho Isabel Díaz Ayuso frente a sus compañeros del Partido Popular. "No me han podido dar un trato más infame". "Nunca había visto estas prácticas y no creo en las heridas cerradas en falso. Y por eso, lo que sí que pido es que todo el que haya formado parte de esta campaña sea puesto de inmediato en la calle". "Desde mi casa se ha hecho lo imposible por echarme de la política y destruirme en lo personal". Son solo algunas de las otras frases que ha pronunciado la presidenta madrileña.
Isabel Díaz Ayuso ha hecho saltar por los aires la conjura por la unidad en el PP que pretendían los principales barones en la Junta Directiva Nacional. Lejos ha quedado el mensaje de consenso de todos detrás de Alberto Núñez Feijóo, el hombre llamado a asumir las riendas del principal partido conservador tras la implosión interna por el derrocamiento de Pablo Casado. La intención era pasar página cuanto antes, pero la principal enemiga del líder caído ha reventado la reunión reclamando que se expulse del PP a quienes hayan participado de la “campaña” contra ella al acusarla de prácticas corruptas por los cobros de su hermano del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que ahora investiga la Fiscalía. Ayuso no ha mencionado a Casado, pero fue él quien levantó el dedo acusador contra ella dudando de su ejemplaridad. “¿Cuántas Rita Barberá va a dejar este partido en la cuneta?”, ha llegado a decir Ayuso comparándose con la alcaldesa de Valencia fallecida. Lo ha hecho delante del todavía líder, que ha pedido disculpas y ha lamentado el trato recibido del partido. De nada ha servido. No hay tregua ni siquiera tras la expulsión de Casado de la presidencia del PP. Ayuso no perdona.
El contraste entre el tono y las palabras de Ayuso y de Casado ha sido absoluto. El todavía presidente del PP―lo es hasta el próximo congreso extraordinario― se ha presentado como un hombre abatido. El brillante orador parlamentario que intervenía desde la tribuna del Congreso sin papeles apenas ha podido levantar la mirada de los folios. Casado se ha despedido este martes de los suyos con un breve discurso en el que sobre todo se ha visto a un político golpeado y agotado, que acepta su rendición y se pone a disposición de Alberto Núñez Feijóo, el hombre que se convertirá en el nuevo presidente del PP.
Casado ha pedido disculpas ― ”lamento todo lo que haya hecho mal”, ha dicho―, pero también se ha dolido del trato que ha recibido del partido. Algunos de los que le traicionaron eran sus propios fieles, y ese amargor traslucía sus palabras. “Siento la reacción que he tenido que sufrir, que es inédita en nuestra historia democrática y que creo que no merezco”, ha confesado. Casado ha evitado ajustar cuentas y no ha mencionado a su enemiga interna, Isabel Díaz Ayuso, que le escuchaba en la misma sala con el discurso de la revancha preparado. La única referencia a su brutal guerra interna con Ayuso ha sido un mensaje velado: “Tengo la conciencia muy tranquila”. El líder ha sido despedido con un aplauso en pie de los más de 400 dirigentes reunidos en un hotel de Madrid. Entonces todavía no sabían que el ejercicio de catarsis colectiva se iba a convertir en una fuerte réplica del seísmo interno.
Apenas unos minutos después de ese discurso de guante blanco de Casado, Ayuso ha tomado la palabra a puerta cerrada y ha sido clara y directa, sin paños calientes. La líder madrileña ha reclamado expulsiones. Quiere fuera del PP a todos los que participaron de la operación para acusarla de prácticas corruptas, que incluye un intento de espionaje para recabar pruebas en su contra. No los ha señalado directamente, pero todo el mundo sabía dentro que fue Casado quien formuló en una entrevista en el horario de máxima audiencia radiofónico la principal acusación contra ella. “La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas, se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros de beneficio por vender mascarillas”, dijo el líder popular sobre los cobros del hermano de Ayuso. “Cuando en Madrid morían 700 personas nos dejamos literalmente la salud por salvar vidas. Y eso es algo que nos han reconocido los ciudadanos en las urnas. Espero que mi partido también”, le ha contestado en la reunión Ayuso.
La líder madrileña quiere que el nuevo PP llegue hasta el final en la investigación y expulse a los que hayan participado en el intento de “destruirla”. “Han sucedido hechos gravísimos que, para volver a ganarnos la confianza de la opinión pública, habrá que investigar y expulsar a sus autores. Y saber por qué un estúpido anónimo acaba en forma de SMS en los teléfonos de nuestros adversarios políticos”, se ha quejado Ayuso. “Nunca había visto estas prácticas y no creo en las heridas cerradas en falso. Y por eso, lo que sí que pido es que todo el que haya formado parte de esta campaña sea puesto de inmediato en la calle”.
La mejor defensa siempre es un buen ataque. Ayuso está muy bien llevada por MAR. Eso lo sabe muy bien Casado, que al final no le quería nadie salvo Pablo Montesinos, su fiel escudero.
Casado ha sido un desastre como lo ha sido Albert Rivera, y Pablo Iglesias.
Pero la pregunta se hace sola: por pura lógica, si los barones del partido echaron con cajas destempladas a Pablo Casado por decir que el hermano de Ayuso cobró una comisión de 283.000 euros y ahora la Comunidad de Madrid, aprovechando que miramos, hipnotizados por el horror, a los bombardeos, confirma ese dato, los mismos virreyes territoriales la obligarán también a ella a dimitir, ¿o no? De momento, el aspirante a candidato, Alberto Núñez Feijóo, no dice ni que sí ni que no, pero la interesada ya le ha apoyado con claridad. Igual se comprenden, porque los problemas unen mucho y a él también se le acusa de favorecer a su hermana menor con contratos dependientes de la Xunta de Galicia. Las informaciones del diario Público dicen que desde que él ocupa el cargo se le han adjudicado treinta y siete millones de euros al Grupo Eulen; que la directora de esa compañía para el Noroeste de España es Micaela Núñez Feijóo y que el año anterior a que fuera ascendida la Xunta le dio a la empresa seis millones doscientos mil euros. Son números, pero dicen cosas.
Sin embargo, aún quedan muchos interrogantes por resolverse. Uno lo ha puesto sobre la mesa este mismo periódico: ¿pagó la Comunidad de Madrid el avión llegado de China con 250.000 mascarillas que costaron 1,5 millones y por las que el hermano de Ayuso cobró algo más de 67.000 euros? Es decir, 3,7 euros de comisión por cada una de ellas. Por cierto, a estas alturas, ¿dónde está el hermano de Ayuso? ¿Qué fue de la transparencia?
A qué nivel de corrupción ha llegado el PP para que una formación que aspira a gobernar España, en vez de pedir explicaciones a quien parece que ha cometido actos inmorales y veremos si también ilegales, les corta la cabeza política a quienes lo denuncian
Y otro asunto, todavía más inquietante, es cuestionar a qué nivel de corrupción habrá llegado el PP para que una formación que aspira a gobernar de nuevo España, en lugar de pedir explicaciones a quien parece que ha cometido actos a todas luces inmorales y veremos si también ilegales, les corta la cabeza política a quienes denuncian la corrupción, aunque sea por métodos poco edificantes y con un espía de Mortadelo y Filemón, sólo que sin gracia. “Entiendo la política desde el respeto a los adversarios”, dijo en su despedida el mismo Casado que, en su día, llamó “felón, ilegítimo, okupa, desleal, mediocre e incapaz” al presidente del Gobierno. Quien siembra viento recoge tempestades, dice la frase hecha, a la que, en este caso y en muchos otros, podríamos añadir: y no esperes que los tuyos te presten un paraguas. Y, en su caso, de tanto irse hacia la derecha le ha hecho salirse de la carretera, o lo han sacado de ella.
La partida no ha hecho más que empezar. Paciencia y a barajar.
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