PABLO CASADO EN SU REALIDAD |
El Gobierno acusa al PP de trabajar en la UE "en contra" de España y ve a Pablo Casado inestable
María Jesús Montero asegura que el líder del PP cada día dice una cosa y a veces "se maquilla de moderado"
Recuerdan cuando se acusaba al PP de tener un doberman en La Moncloa. Era Alvarez Cascos. Se fue del PP y fundó su propio partido y hace poco se ha marchado dando un portazo y con acusaciones de gastos "indebidos".
Pablo Casado actúa como un doberman que está al acecho para hacer presa y no soltarla. Su meta es La Moncloa y si para eso tiene que arruinar España aliándose con la extrema derecha se alía con los nazis holandeses y lo que haga falta.
Después de trascender el informe remitido al comisario europeo de Justicia, Didier Reynder, con críticas sobre la adopción del estado de alarma y de declaraciones de dirigentes populares en la que reclaman poner condiciones a España para recibir el fondo propuesto por la Comisión para hacer frente al impacto de la crisis sanitaria y de sus consecuencias, las cartas ya están sobre la mesa. Casado ha dado la orden de "a degüello" en la UE contra España. Sí, es contra España. Eso no lo hace un bien nacido que se envuelve en la bandera de España. Claro que después de la foto de Colón con lo más florido del facherio nacional y presentados por María Claver no cave esperar otra cosa.
Los psiquiatras tienen una escala para definir la maldad de la persona. El rango más alto es el de psicópata y fuera de rango el de "hijo de puta". Yo me sé de uno que este ultimo se lo tiene bien ganado. PC. No digo más.
A MÁS A MAS QUE DIRÍA UN CATALAN:
A MÁS A MAS QUE DIRÍA UN CATALAN:
Anda el PP muy enervado después de que el PSOE se hiciera eco de una información de eldiario.es en la que se revelan las instrucciones que Pablo Casado ha remitido a sus chicos para que usen y restrieguen en la cara del Gobierno las cifras de muertos de la pandemia en la campaña electoral de Galicia y Euskadi. Los populares se han rasgado las vestiduras hasta un punto de no retorno y, pese a tener las vergüenzas al aire dada la literalidad del argumentario enviado a sus dirigentes, han exigido una rectificación urgente bajo la amenaza de acudir a los tribunales en defensa de un honor tan inabarcable como el de los Prizzi.
Lo de los argumentarios es digno de algún comentario. Se inspiran en los misales que la Iglesia hacía llegar a sus sacerdotes con oraciones y lecturas para que los fieles recibieran un mensaje parecido, ya fuera en Vitigudino o en Sebastopol, y evitar así que algún fray Gerundio de Campazas, esos que antes de leer y escribir ya saben predicar, montara un Cristo importante a cuenta de sus sermones. El argumentario es la biblia de un político porque responde a la dudas que la actualidad pueda plantearle y le dice si ha de estar a favor o en contra, si ha de dar una larga cambiada o si debe meter en la llaga el dedo o brazo hasta el codo y con la mano abierta. No todo el mundo llegó a tiempo al reparto de entendederas y, por eso, es de obligado manejo para los dirigentes territoriales y también para los periodistas afines, que no se van a poner a pensar en cómo defender lo indefendible por la mierda que pagan en las tertulias.
¿Cómo habrían de interpretar los cargos del PP un documento que arranca con la frase "exigimos saber la verdad sobre el número de víctimas de la pandemia", que continúa diciendo "reclamamos al Gobierno conocer la cifra real de fallecidos" y que, por si no ha quedado claro apostilla que "una nación que se respeta a sí misma debe empezar por ser capaz de contar a sus muertos"? ¿Significa esto que la dirección del partido da carta blanca para que se usen a los muertos en el debate político o únicamente lanza una reflexión a sus cargos por si no encuentran una serie entretenida en Netflix y quieren pasar el rato?
Como se decía, en el PP hay mucha indignación con el PSOE por haber dado crédito a esta información periodística, más si cabe con los antecedentes por todos conocidos y que distinguen a los populares por su exquisito respeto en el tratamiento de estas tragedias colectivas. ¿Acaso alguna vez la derecha ha utilizado a los muertos para hacer política o atacar al contrario? ¿Alguien está en disposición de citar un caso en el que un presidente del PP o una presidenta autonómica, por citar un par de ejemplos, se hayan hecho retratar completamente abatidos en demostración de que a ellos les duele más las víctimas que a los demás? ¿Es posible referir una frase del estilo "usted ha traicionado a los muertos" que haya pronunciado un dirigente del PP contra un adversario político? ¿Pueden encontrarse antecedentes de que este partido haya metido en nómina a víctimas o familiares de víctimas para patrimonializar sus causas? Más aún, ¿cabe hallar, por mucho que se rebusque, un episodio en el que los populares hayan establecido categorías de víctimas en función de su ideología o hayan recurrido a conspiraciones y contubernios universales para atribuir crímenes horrendos a otros partidos?
Basta con responder a estas preguntas para tener la certeza de que este nunca ha sido el estilo de Casado, ni lo fue el de Rajoy o el de Aznar. Si tal argumentario existe debe ser fruto de un error lamentable o de un indigno sabotaje. Un indicio de ello es que la prueba a la que se alude para acusar al Gobierno de ocultar el número real de muertos es el desfase de sus cifras respecto a otras estadísticas fetén. ¿En qué cabeza cabe que un partido serio como el PP fundamente la acusación de que el Ejecutivo falsea los datos de víctimas contraponiendo estos a los del INE, que es un organismo dependiente del Ministerio de Economía, o a los del Instituto Carlos III, adscrito al de Sanidad? ¿Es posible que el mismo Gobierno que da las cifras reales las oculte al mismo tiempo?
Hará bien el PP en acudir a los tribunales para limpiar cualquier mácula que emborrone un expediente tan pulcro como el suyo. No pueden quedar impunes estas acusaciones sin fundamento, estos infundios de que son capaces de cualquier cosa, incluso de poner a los muertos a hacer campaña electoral para obtener réditos políticos. Solo por encima de su cadáver Casado lo permitiría.
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