A CASADO LE QUITAS LAS IDEAS DE FAES, AZNAR, Y SE QUEDA EN UN CHIQUILICUATRE |
"Mente retorcida y sin escrúpulos": la familia de un fallecido por covid reprende al diputado del PP que lo usó políticamente contra Illa.
El PP empieza a difundir la idea de que España vive en una dictadura por la gestión del Gobierno ante el coronavirus
La argumentación de Álvarez de Toledo era refrendada el viernes por la Fundación FAES del expresidente José María Aznar, padrino político de Casado y uno de los principales asesores del líder del PP, que ha conseguido colocar a sus colaboradores –entre ellas, la propia portavoz en el Congreso– en los puestos de mayor responsabilidad de la formación conservadora.
Enfocando sus críticas en Iglesias, FAES considera que el vicepresidente segundo es un "populista agresivo" que "no busca más que la quiebra social, el antagonismo y la demonización de sus adversarios para convertirlos en enemigos".
FAES cree que Iglesias busca "destruir el sistema"
"Es la expresión de una práctica de asalto a la democracia y de desestabilización de sus instituciones representativas. Es el político chulesco que con los brazos en jarras interpela al PP acusándolo de promover la insubordinación de la Guardia Civil. Él, que ha recorrido las herriko tabernas rindiendo homenaje a ETA y a la denominada izquierda abertzale por ser los primeros en conjurarse para destruir el sistema democrático de la Constitución; él, que elogia a los golpistas catalanes como demócratas y se inventa una teoría conspiratoria contra la derecha" apuntó FAES.
La fabrica de las ideas del PP es FAES, dirigida y fundada por José María Aznar. Este pájaro sin escrúpulos tiene grabada a fuego su derrota en las elecciones de 2004. Sus mentiras de los atentados del 11-M no le alteran el sueño, ni tampoco los 193 muertos y más de 2.000 heridos achacables a José María aznar y su implicación en la guerra de Irak. Como dijo tu parlanchina alvarez deToledo, "nunca te lo perdonaré, José María, nunca te lo perdonaré. Solo le inspira una idea "derrocar a Pedro Sánchez y erigirse en el líder supremo de la derecha española". Como Kim Jong-il, el padre del actual, que era todavía más jefazo.
Aznar ha copiado la táctica de los golpistas de 1936, con el general Mola a la cabeza, crear el terror, y se inventan que el estado de alarma "es dictadura", como escribe una vecina y vecino en un trapo blanco colgado del balcón. Y, luego su partido de referencia es Vox que quiere volver a la dictadura de Franco. Franco estuvo escondido en Canarias y no puso el pie en la península hasta que no estaba consolidado el Golpe de Estado. Aznar como buen cobarde que es ,hace lo mismo que Trump, se esconde y manda a hacer el trabajo sucio a sus "chicos", Pablo Casado es el chico de los recados ascendido a muñeco del guiñol.
Se utiliza el nombre de la Guardia Civil para elevar a nivel de Estado lo que es una pelea interna entre aspirantes. Se manipula groseramente un informe de Pepe Gotera y Otilio que más parece de la TÍA que de un organismo serio. Se utiliza a un forense de es partidario de HazteOir, organización ultra derechista y machista para elaborar un informe carente de rigor profesional y tendencioso hasta la nausea. Todo sea por crear conflicto contra Pedro Sánchez, los más de 27 mil muertos no valen nada, solo vale derrocar al Gobierno de Sánchez. Y una juez tiene unas prisas insospechadas en el sistema judicial español para imputar al delegado del Gobierno de Madrid con datos falsos y carentes del rigor necesario en un sistema judicial independiente. Una chapuza en toda regla promovida por un abogado golfo que espera favores.
Renunciar al debate y rechazarlo todo: las dos claves de la estrategia de acoso y derribo de la derecha contra el Gobierno
- La hoja de ruta de la derecha para romper la coalición, que estos días se centra en tratar de echar por tierra la política del Gobierno contra la pandemia, comenzó antes de la investidura
- PP y Vox multiplican desde enero las denuncias en los tribunales para intentar poner trabas a la planes de la coalición y ponen el foco en la formación morada debilitar la cohesión del Ejecutivo
No es una estrategia nueva. El camino elegido por PP y Vox para cercar al Gobierno sigue la misma hoja de ruta desde hace casi siete meses. Desde el mismo momento en el que, después de las elecciones del 10 de noviembre, PSOE y Unidas Podemos alcanzaron un acuerdo para gobernar en coalición y Esquerra pactó con los socialistas la fórmula que hizo posible la investidura.
La lista es tan larga que confirma hasta qué punto la derecha política, con el aplauso incondicional de sus medios afines, ha abrazado una práctica que los anglosajones han bautizado con el nombre de lawfare, un cruce entre law (ley) y warfare (guerra) que en español, a falta de un término mejor, se está traduciendo como “guerra judicial”.
La judicialización de la política ha sido ensayada con éxito antes para debilitar a gobiernos y presidentes de todo el mundo. Y con ella PP, Vox y Ciudadanos buscan acabar con Sánchez debilitando su posición o fracturando su alianza con Unidas Podemos.
El tono de las declaraciones y de las intervenciones de los líderes de la derecha está a la altura del camino elegido. El presidente del PP, Pablo Casado, empezó enero anunciando un futuro apocalíptico para España con más desempleo, el fin del libre mercado, la instauración de un sistema “cantonalista” y la ruptura de la Constitución de 1978. Un futuro al que el PP se iba a oponer, ya desde entonces: “Nos tendrán enfrente”, anunció en aquellos día a través de una campaña en redes sociales.
Quienes observan una escalada en las palabras del líder conservador deberían repasar los primeros días del año. Ya entonces consideraba a Sánchez un “traidor” a España por acordar con Esquerra una mesa diálogo para tratar de encontrar una solución pactada al conflicto en Cataluña. Un apelativo que también dirige con frecuencia Vox al presidente y que ambos acompañan afirmando que responderán “con firmeza” o que no van “a consentirlo”, sin entrar en detalles de cómo piensan hacerlo. También Inés Arrimadas, que ahora pasa por una moderada, decía entonces que Sánchez “es capaz de cualquier cosa” porque “no tiene ni principios, ni escrúpulos, ni palabra”.
La sobreactuación de PP, Vox y Cs durante las primeras semanas de Gobierno de coalición —hasta que la covid-19 reclamó para sí toda la atención— movió a los tres partidos a perseguir al Ejecutivo con acusaciones de grueso calibre que iban desde querer romper la unidad de España a acabar con la monarquía, pasando por la supuesta voluntad de someter el control del legislativo y de poner fin a la independencia del poder judicial.
Si ahora son los relevos en la Guardia Civil los que la derecha agita contra el Gobierno, en enero fue la sustitución del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Fernando Alejandre, lo que suministró munición a la trinchera mediática.
Como parte de su estrategia, especialmente la que afecta al lawfare, la guerra judicial contra el Gobierno, Casado mantiene bloqueada la renovación de órganos constitucionales como el Consejo General del Poder Judicial, lo que le permite perpetuar una mayoría conservadora al frente del órgano de gobierno de los jueces españoles.
La confrontación constante con el Gobierno a la que se aplican Casado y de Abascal, con el respaldo ahora ocasional de Arrimadas, no es nueva. Es la misma que el PP puso en práctica en ocasiones anteriores y que ya se ha convertido en su marca de fábrica cuando los electores se inclinan por una mayoría de izquierdas. Un buen ejemplo es lo que sucedió en 2004, cuando los conservadores se resistieron a aceptar la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero después de que los electores decidiesen castigar al PP en las urnas tras los atentados yihadistas del 11M.
....como la enésima demostración de que 40 años de franquismo nos legaron una derecha que aún se cree la única con derecho a mandar. Y por eso, cuando no manda, se enrabieta y la lía.
Lo hizo tras la vergonzosa mentira del 11-M y su merecida derrota electoral. Lo repitió cuando ETA estaba en las últimas y el Gobierno intentaba evitar el riesgo de sus últimos coletazos. Insistió tras embarrancar con la corrupción y salir Mariano Rajoy por la puerta de atrás. Y reincide ahora con la bravuconería ultra de VOX como instrumento. Acoso y derribo en tiempos de pandemia, con los grandes fantasmas de la tragedia española en danza: la bandera en propiedad, la invocación de la amenaza comunista, del desafío separatista, el honor, Dios, la patria y el Rey. Y la sospecha, si no la evidencia, de que hay gente de todos los ámbitos metida en el ajo.
Porque una cosa es la equidistancia y otra defender ideas propias en cada momento. Es una pena que los satélites que orbitan alrededor de un Gobierno que se dice progresista no lo entiendan. Deberían saber que la petición de adhesiones inquebrantables corresponde a otra página de la historia. Y no precisamente brillante.
“Creen que el poder les pertenece”
Lo volvió a decir en su comparecencia ante
la Comisión de Hacienda del
Senado. “Creen que el poder les
pertenece y que este es un Gobierno
ilegítimo” porque “no aceptan los
resultados democráticos”, remarcó
Montero.
El PP ha puesto en marcha una estrategia
para “derrumbar y tumbar al Gobierno de
España desde que llegó al Gobierno porque
consideran que les corresponde”. “No sé si
les aplaudirán los hooligans; están ustedes
tan preocupados por lo que viene de Vox,
las manifestaciones, que lo que hacen es
realimentar ese odio”.
Es una opinión que la portavoz socialista en
el Congreso, Adriana Lastra, compartió a
través de Twitter en términos igual de
explícitos tras asistir al espectáculo de
crispación del Pleno del miércoles: “Ver a
toda la derecha política y mediática
defendiendo con uñas y dientes lo que
ocurrió ayer en el Congreso desvela la
estrategia que tienen. Todo vale con tal de
intentar hacer caer al gobierno”.
LO DICHO, LA COSA VIENE DE
LEJOS. 18 DE JULIO DE 1936
La lista es tan larga que confirma hasta qué punto la derecha política, con el aplauso incondicional de sus medios afines, ha abrazado una práctica que los anglosajones han bautizado con el nombre de lawfare, un cruce entre law (ley) y warfare (guerra) que en español, a falta de un término mejor, se está traduciendo como “guerra judicial”.
La judicialización de la política ha sido ensayada con éxito antes para debilitar a gobiernos y presidentes de todo el mundo. Y con ella PP, Vox y Ciudadanos buscan acabar con Sánchez debilitando su posición o fracturando su alianza con Unidas Podemos.
El tono de las declaraciones y de las intervenciones de los líderes de la derecha está a la altura del camino elegido. El presidente del PP, Pablo Casado, empezó enero anunciando un futuro apocalíptico para España con más desempleo, el fin del libre mercado, la instauración de un sistema “cantonalista” y la ruptura de la Constitución de 1978. Un futuro al que el PP se iba a oponer, ya desde entonces: “Nos tendrán enfrente”, anunció en aquellos día a través de una campaña en redes sociales.
Quienes observan una escalada en las palabras del líder conservador deberían repasar los primeros días del año. Ya entonces consideraba a Sánchez un “traidor” a España por acordar con Esquerra una mesa diálogo para tratar de encontrar una solución pactada al conflicto en Cataluña. Un apelativo que también dirige con frecuencia Vox al presidente y que ambos acompañan afirmando que responderán “con firmeza” o que no van “a consentirlo”, sin entrar en detalles de cómo piensan hacerlo. También Inés Arrimadas, que ahora pasa por una moderada, decía entonces que Sánchez “es capaz de cualquier cosa” porque “no tiene ni principios, ni escrúpulos, ni palabra”.
La sobreactuación de PP, Vox y Cs durante las primeras semanas de Gobierno de coalición —hasta que la covid-19 reclamó para sí toda la atención— movió a los tres partidos a perseguir al Ejecutivo con acusaciones de grueso calibre que iban desde querer romper la unidad de España a acabar con la monarquía, pasando por la supuesta voluntad de someter el control del legislativo y de poner fin a la independencia del poder judicial.
Si ahora son los relevos en la Guardia Civil los que la derecha agita contra el Gobierno, en enero fue la sustitución del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Fernando Alejandre, lo que suministró munición a la trinchera mediática.
Como parte de su estrategia, especialmente la que afecta al lawfare, la guerra judicial contra el Gobierno, Casado mantiene bloqueada la renovación de órganos constitucionales como el Consejo General del Poder Judicial, lo que le permite perpetuar una mayoría conservadora al frente del órgano de gobierno de los jueces españoles.
La confrontación constante con el Gobierno a la que se aplican Casado y de Abascal, con el respaldo ahora ocasional de Arrimadas, no es nueva. Es la misma que el PP puso en práctica en ocasiones anteriores y que ya se ha convertido en su marca de fábrica cuando los electores se inclinan por una mayoría de izquierdas. Un buen ejemplo es lo que sucedió en 2004, cuando los conservadores se resistieron a aceptar la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero después de que los electores decidiesen castigar al PP en las urnas tras los atentados yihadistas del 11M.
....como la enésima demostración de que 40 años de franquismo nos legaron una derecha que aún se cree la única con derecho a mandar. Y por eso, cuando no manda, se enrabieta y la lía.
Lo hizo tras la vergonzosa mentira del 11-M y su merecida derrota electoral. Lo repitió cuando ETA estaba en las últimas y el Gobierno intentaba evitar el riesgo de sus últimos coletazos. Insistió tras embarrancar con la corrupción y salir Mariano Rajoy por la puerta de atrás. Y reincide ahora con la bravuconería ultra de VOX como instrumento. Acoso y derribo en tiempos de pandemia, con los grandes fantasmas de la tragedia española en danza: la bandera en propiedad, la invocación de la amenaza comunista, del desafío separatista, el honor, Dios, la patria y el Rey. Y la sospecha, si no la evidencia, de que hay gente de todos los ámbitos metida en el ajo.
Porque una cosa es la equidistancia y otra defender ideas propias en cada momento. Es una pena que los satélites que orbitan alrededor de un Gobierno que se dice progresista no lo entiendan. Deberían saber que la petición de adhesiones inquebrantables corresponde a otra página de la historia. Y no precisamente brillante.
“Creen que el poder les pertenece”
Lo volvió a decir en su comparecencia ante
la Comisión de Hacienda del
Senado. “Creen que el poder les
pertenece y que este es un Gobierno
ilegítimo” porque “no aceptan los
resultados democráticos”, remarcó
Montero.
Montero.
El PP ha puesto en marcha una estrategia
para “derrumbar y tumbar al Gobierno de
España desde que llegó al Gobierno porque
consideran que les corresponde”. “No sé si
les aplaudirán los hooligans; están ustedes
tan preocupados por lo que viene de Vox,
las manifestaciones, que lo que hacen es
realimentar ese odio”.
Es una opinión que la portavoz socialista en
el Congreso, Adriana Lastra, compartió a
través de Twitter en términos igual de
explícitos tras asistir al espectáculo de
crispación del Pleno del miércoles: “Ver a
toda la derecha política y mediática
defendiendo con uñas y dientes lo que
ocurrió ayer en el Congreso desvela la
estrategia que tienen. Todo vale con tal de
intentar hacer caer al gobierno”.
LO DICHO, LA COSA VIENE DE
LEJOS. 18 DE JULIO DE 1936
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