miércoles, 13 de noviembre de 2019

LOS PACTOS QUE CABREAN A TODOS SERÁN BUENOS

ACUERDOS QUE IRRITAN A TODOS

Los acuerdos del 12 de noviembre de 2019 han irritado a todos los políticos. A la derecha porque ve su 'gozo en un pozo'. La inminencia de unas terceras elecciones se aparca por el momento. La carcundia del PSOE no puede soportar un gobierno socialista con los comunistas, es superior a sus fuerzas. El que fuera presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina, que no tuvo nada en contra de los gobiernos de Felipe Gonzalez ni cuando robaba a 'sacos llenos' ni cuando el Gal ni con los crímenes de Lasa y Zabala, ahora se siente escocido con Sánchez, no es de extrañar en Leguina al que su soberbia le inunda de chulería barata.

La prensa de derechas fascistoide, EL MUNDO, LA RAZÓN Y EL ESPAÑOL,  para no cansar, se ha puesto de uñas al ver que se puede formar Gobierno y no habrá nuevas elecciones inminentes, estaban muy crecidos con la subida de los fachas de VOX y ya se veían tomando el té en la Moncloa con Casado y Espinosa de los Monteros. 

El que ha salido muerto-matao antes de los acuerdos, ha sido Albert Rivera, el mismo que un militante del PP le dijo que se llamara Alberto. Lo de Rivera es como lo de Rosa Diez, cogen votos de personas descontentas sin ideología, la inmensa mayoría, y luego van de la derecha a la izquierda como botellas borrachas. Al final otros partidos los fagocitan.

Todos estamos expectantes para ver lo que pasa. Los catalanes separatistas se piensan que van a conseguir sus peticiones porque está Pablo Iglesias; antes volvemos a otra elecciones. Estos catalanes se han metido en una rueda sin salida y se piensan que cortando carreteras con Francia la UE les va  a poyar. Están en la luna, no se enteran de nada.

La política española está pensada y diseñada en una época en la que se hacían las cosas con una metralleta en los riñones y una pistola en la nuca. No se pudo hacer mejor, ahora es imposible sacar nada adelante. Esto es lo que hay y con esto nos tenemos que apañar. Hace falta mucha fineza y mucha muñeca. Y lo que es imposible en esta España 'que dejémonos de darnos garrotazos'.

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