jueves, 23 de mayo de 2019

EN EL EJERCITO SE SIGUE DANDO MAL DE COMER.

LA MALA COMIDA DEL EJERCITO
Alberto Chicote ha puesto de manifiesto lo cotidiano en el ejercito, "dan muy mal de comer". Ni tienen en cuenta el sentido nutricional ni nada de nada. Como siempre ha sido. En la comida de la tropa se ha robado siempre. Poco ha cambiado desde los años 67-68 que yo la sufrí.


El robar en la comida de la tropa es los más sencillo y habitual. En mi campamento de Viator, Almeria, año 1967, nos mataban de hambre de una manera descarada. Hace falta ser miserable para hacer que una raja, una, de salchichón fuera parte del desayuno y el bocadillo a la vez. Consistía en partir por la mitad el bollo de pan que daban con el cacao y media raja de salchichón. La otra media raja de salchichón la daban como bocadillo de media mañana con el medio bollo sobrante del desayuno. Tal como lo digo, la raja de salchichón se partía por la mitad y se daba en dos veces. La comida era un simulacro de engañar al estomago, un pollo en salsa consistía en unos trozos diminutos de no se sabia lo qué era nadando en un liquido infecto. De la cena mejor no hablamos.

Eramos una tropa que a las siete de la mañana ya estaba formada y empezaba con la gimnasia y las marchas con armamento. El que no tenía posibilidad de agenciarse algo por su cuenta desfallecía en muchas marchas. En tonces no se daban botellas de agua. Ni pensarlo.

Un día se presentó un general inspector a ver como estábamos, el menú fue : Huevos a caballo, un huevo frito sobre una loncha de jamón y sobre un pan frito, a continuación paella y para terminar pollo asado, de postre una naranja. Observese de la diferencia de unos garbanzos con tocino y pollo nadando en agua. La diferencia de comida era lo que robaban los responsables de la cocina, oficiales y suboficiales. Sus coches los pagábamos con nuestro hambre. Entonces toda la cocina era  la propia del ejercito. Desde sus granjas a los cocineros.

Llegamos a Melilla y todo cambió. En Melilla la comida era buena y abundante, nadie necesitaba una sobrealimentación. ¿Por qué?. Por no se robaba tanto como en Almeria.
El  Ejercito sigue siendo un feudo donde no ha entrado la democracia.

De cucarachas a tortilla con moho: Chicote destapó las penurias de la comida militar.  De hecho, este cuartel fue noticia por servir una fideua con gusanos. Un error que los responsables de Camposoto reconocieron a Chicote y que, a día de hoy, siguen investigando. 


A quien corresponda, los robos en el Ejercito han sido ampliamente denunciados por el teniente del Ejecito de Tierra Luis Gonzalez Segura. Lo expulsaron del ejercito. Recordemos los muertos del accidente del Jack 42 con Federico Trillo como ministro del Ejercito. Desde la cantidad pagada por el Ejercito hasta la cantidad cobrada por él que  ejecutaba el servicio había una abismal diferencia. Esa diferencia se había quedado en los bolsillos de ¿Quién? Ellos si que lo saben.

Si pensamos lo que supone un contrato de miles de millones de coste por armamento y el fraude por comida las cifras son de mareo. ¿Para cuando la democracia en las Fuerzas Armadas?

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