MOISES ROMPE LAS TABLAS DE LA LEY CONTRA EL BECERRO DE ORO DE MADRID: LAS TERRAZAS CALLEJERAS
MOISES SE COGIÓ UN CABREO MAYUSCULO CUANDO BAJÓ DEL MONTE CON LAS TABLA DE LA LEY Y SE ENCONTRÓ A SU PUEBLO ADORANDO EL BECERRO DE ORO. SI VINIERA A MADRID LE PASARÍA LO MISMO.
El becerro de oro de Madrid son las terrazas callejeras. Es el becerro de oro de IDA Isabel Díaz Ayuso. Incluso se han suprimido plazas de aparcamiento, ya muy excasas, para poner mesas en el espacio de los coches: las terrazas son el becerro de oro.
La vicealcaldesa, la inefable Begoña Villacís, cortó la cinta de la inauguración de las terrazas. No cortó la cinta de un nuevo centro de salud, que tanta falta hacen, no, cortó la cinta de la inauguración de las terrazas.
Hace falta tener cuajo para prestarse a semejante patochada. Los muy enamorados de IDA que la votaron en masa, los vecinos de Ponzano entre otras calles, ya están cansados de sus ruidos y su falta de espacio para circular por las aceras de las calles ocupadas por las terrazas..
Madrid ha tenido mucha afición a las terrazas, mucho antes que naciera IDA Ayuso. Tenemos un clima suave y muchas ganas de salir a la calle. Lo malo es cuando se monta una terraza en una calle en la que viven personas, los ruidos de arrastrar sillas y mesas atruenan los oidos de los vecinos en sus casas. No digamos nada de la costumbre tan española de hablar a gritos. Las voces llegan con claridad a un cuarto piso.
El actual Ayuntamiento de Madrid se pasa por el forro la ordenanza de ruido y protección medioambiental. ¡Todo sea por las terrazas!
Ya puestos a dorar el becerro de oro, adoremos los pelotazos de los comisionistas que le cobran el 60% de comisión al Ayuntamiento de Almeida, por amistad mutua, que pagamos todos los madrileños.
Pensemos, como diría Cospedal, lo que se podía haber mejorado en sanidad de actuación primaria con los 6 millones de euros que se han llevado de matute los inetrmediarios que le vendieron producto chungo al Ayuntamiento de Almeida.
A Dios pongo por testigo que nunca pondré un euro en una terraza callejera de Madrid.
LO DICHO: A DIOS PONGO POR TESTIGO QUE NUNCA ME SENTARÉ EN UNA TERRAZA URBANA
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