JUEZ DEL TS MARCHENA |
La negligencia del Tribunal Supremo ha proporcionado al soberanismo una nueva victoria de propaganda, entre otras razones porque la sentencia de la justicia europea sobreentiende que Junqueras ha sido expuesto a un proceso judicial completamente anómalo e irregular.
No podía haber sido juzgado sin el beneplácito del Europarlamento -el famoso suplicatorio- ni debía haber permanecido en prisión provisional. Semejantes evidencias no contradicen los delitos en que ha incurrido ni lo convierten en impune, tampoco suponen la nulidad del proceso ni la puesta en libertad -la sentencia es firme- pero ridiculizan el procedimiento del Supremo y pervierten la reputación clarividente que se le atribuye al juez Marchena.
Al TS le han pegado un buen revolcón desde Luxemburgo. Ha sido mucho más grave por no esperar la resolución del tribunal luxemburgués, razón por la cual Junqueras puede exhibirse ahora como una víctima del oscurantismo judicial del estado opresor.
Al TS español le sobran modos y maneras de una época anterior a la democracia. No se debe olvidar el origen de sus componentes. Se ha dicho en muchas ocasione "la transición no ha llegado a la Justicia". Tenemos demasiados casos de jueces déspotas, algunos corregidos y sancionados, pero la mayoría pasan al olvido. El TS tuvo su punto álgido con el procesamiento y condena de Baltasar Garzón. Quedó claro a que facción pertenecían sus señorías.
Ya le ha pegado más de un revolcón al TS desde el tribunal de la UE. En todos los casos se manifiesta que el TS español sigue una linea que ya se tenía que haber olvidado hace muchos años. No entienden sus señorías que en democracia el respeto a los derecho de los ciudadanos está por encima de sus conceptos de "esto ha sido siempre así".
El juez Marchena ha quedado expuesto al ridículo por no tener la sabia paciencia de quien la debe tener. Al tiempo que se abre otra puerta mar para el independentismo.
Decía un político: "te puedes equivocar, pero no puedes hacer el ridículo". ¡Tomen nota sus señorías!.
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