miércoles, 3 de abril de 2019

¿PERO, EN QUÉ PAÍS VIVIMOS?



DAN ALERGIA
La cuestión es ¿Este país es normal? ¿Es normal que el presidente del Gobierno M. Rajoy sea sospechoso junto a su ministro del Interior, Jorge Fernandez Díaz que haber utilizado a la Policía Nacional para robar pruebas que pudieran ser dañinas para su partido el PP? Qué estos mismos figuren en la trama contra  un partido político a base de falsificar informes y filtrarlos a una prensa mezquina y cobarde con el único fin de desprestigiar a ese partido político.  Qué un ministro le diga a un alto personaje de Cataluña "tú, elabora ese informe que luego te lo afina la Fiscalia". ¿La Fiscalia se pone del lado de los malos falsificando informes? Eso es propio de Maduro, al que tanto critican. Un director de un Banco encarga a unos expías que le realicen trabajos (propios de delincuentes) contra otro Banco. El director de un banco muy Importante  (Bankia) se pega un tiro porque iba a ir a la cárcel. El siguiente director de Bankia está en la cárcel y tiene un rosario de causa pendientes.

Los trapicheos para ocupar el Poder Judicial son de 'trileros' de la peor especie. Los políticos mienten sin rubor y al día siguiente  piden perdón por su majaderías, pero siguen aspirando a ser elegidos. Adolfo Suarez Illana, por ejemplo.
Cada día nos desayunamos y merendamos con chanchullos de vergüenza ajena. Abusos de políticos autonómicos que actúan como si de virreyes de la conquista se tratara. 

Obispos que se piensan que siguen en la España del Nacional Catolicismo y la inquisición. Un Abad, equivalente a monaguillo en la clase de tropa de la Iglesia Católica, que se adueña de un bien que es del Patrimonio Nacional. Una familia, la de Franco, que se piensa que ser nietos del dictador no es una vergüenza, nunca la han tenido, y que se ponen farrucos con un Gobierno legitimo. Ellos solo respetan a su Caudillo, el genocida general Franco.

Una Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica que ignora a las victimas de lo curas pederastas y pide misericordia por los criminales pederastas. Son del mismo gremio.

Un Tribunal Supremo que reconoce que los gastos los tiene que pagar el banco y rectifica rápidamente cambiando el sentido de la sentencia y resulta que es lo contrario, los gastos los pagan los clientes. ¿Esto quien coño lo entiende?

Y, para qué seguir, todo es demasiado repugnante.

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