"Cuando se pierden las formas se pierde la razón". En el Parlament de Cataluña se ha producido un "atropello" a la democracia que avergüenza a los más curtidos.
Las maniobras para sacar adelante "el capricho" de los independentistas ha dejado muy claro quienes son los "salvadores" del pueblo catalán, unos tramposos que no respetan nada. Empezaron por no respetar el "no robaras", y robaron a manos llenas. Les pillaron y han dicho "nos hacemos independientes y su justicia no nos alcanza". Qué esta es la verdadera razón y no la "del pueblo catalán", lo que quieren es no ir a la carcel por haber robado. Familia Pujol, caso Palau,Prenafeta y compañía, y en general el famoso 3% que ya denunció Maragal.
Han pasado de de ser escupidos por la calle, y tener que entrar en helicóptero al Parlament a ser héroes. Qué volubles son las masas. Ahora un Artur Mas en la sombra, que perdió tres elecciones seguidas con fuerte hemorragia de votos en cada una, está dirigiendo el "guiñol" que interpreta Puigdemont y su corte de "chulos navajeros" que imponen su ley al más puro estilo del sheriff de Nottinghan, famoso "matón" que atemorizaba a sus proveedores de sus caprichos.
Si no fuera trágico, induciría a la risa ver a la portavoz de la CUP defendiendo a la derecha rancia de Cataluña. Ya se sabe <la política hace extraños compañeros de viaje>. Lo más vergonzoso ha sido la defensa de Pablo Iglesias en la SER, hoy 7 de septiembre, de la actuación de los independentistas justificándola con que "el PP" hace lo mismo en el Parlamento. Eso no es propio de quien se dice profesor de Política, eso es propio de un discusión de patio de colegio. Un poco más de nivel señor Iglesias. Que un ladrón no justifica los robos siguientes, De pena su actuación. Poco nivel demuestra.
La guinda de todo el desastre la ha puesto Carme Forcadell, presidenta del Parlament, aplastó a la oposición con métodos y maneras que superan los de la Venezuela de Maduro. Resultó vergonzosa su actuación, estaba "embotijada" y no atendía más razones que las emanadas de los independentistas. Fue un escándalo, y un fraude de Ley.
Un pueblo como el Catalán tiene derecho a expresarse libremente. Pero una presidenta como Carme Forcadell no es digna de presidir un Parlament. No es digna.
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