El crimen más abyecto es robarle a una madre su hijo. En España desde 1938, bajo Franco y su iglesia Católica Apostólica y Romana y con su colaboración imprescindible se robaban niños recién nacidos y le decían a la madre que había nacido muerto. Las monjas, algunas, eran las encargadas de robar el niño y en colaboración con el medico convencer a la madre de que su hijo había nacido muerto y no lo podía ver. A continuación lo vendían a familias que ,algunas de buena fe, creían que era una adopción legal. Entre 1938 u 1952 unos 20.000 bebes fueron separados de sus madres al nacer. En la muy católica España. ¡Cuanta hipocresía ha rodeado a la sociedad de Franco!.
El robo ha durado hasta bien entrada la democracia. Se ve, que el negocio era tan lucrativo que no querían renunciar a las ganancias. Yo pido que nos pongamos en la piel de unos padres que les dicen que su hijo ha nacido muerto y que años mas tarde saben que su hijo vive y se ha criado con otra familia. Es espantoso solo pensarlo.
Esta practica canallesca empezó con Franco, en 1938, en hospitales regentados por monjas que decidían qué hijos eran para su madre biológica y qué niños eran para el negocio de la venta. Repugna saber que unas monjas hacían semejante robo. En cualquier persona nos espantaría, pero en una Orden Religiosa más. Ocurre, que los que hemos conocido los años del franquismo, hemos visto comportamientos tan crueles por parte de miembros de Ordenes religiosas, que piensas ,por dinero hacían cualquier cosa, hasta robar bebes a sus madres.
Solamente ha habido un juicio por robo de bebes, ya es vergüenza la poca diligencia en buscar culpables, si estuvieran tan atentos como lo están para perseguir la libertad de expresión, otro gallo cantaría. La nula persecución de este delito ha propiciado su proliferación sin limites.
No es tolerable que sigan impunes tantos robos de bebes. No es tolerable que los ladrones abyectos no paguen sus crímenes, sean quien sean y les ampare quien les ampare. Y a los que han amparado tales crímenes que caiga sobre ellos todo el peso de la ley y el repudio de la sociedad.
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