El nieto de él que está arando en la foto, si vuelve al pueblo de sus abuelos, lo hace en un coche todo terreno y 4x4. Se aloja en una casa rural con todas las comodidades, incluido el jacuzzi. Desayuna migas como algo muy exótico, cuando fue el alimento de sus abuelos toda la vida y de sus padres hasta que emigraron a la capital. Se pasea por el pueblo y mira como una cosechadora hace el trabajo de todo el pueblo en tiempos de su abuelo. En pocos días el grano ya está en los silos. Su abuelo empezaba en julio y terminaba en agosto. El 15 de agosto era el día de la fiesta. Ese día se lavaban y se ponían la camisa limpia No han pasado siglos han pasado 50 años.
Antes llevaban 500 años viviendo como si el tiempo estuviera parado . Yo he conocido la edad media en los pueblos de Castilla en los años 40, 50 , 60 y 70. Hasta los 80 no tuvieron agua corriente en el pueblo de mi padre. Cambió la cara del pueblo. Arreglaron las casas. Algunas quedaron como verdaderos palacios. Espacio tenían y todos iban a quedar mejor que los otros. Yo he visto verdadero derroche de dinero en arreglar las casas de los abuelos.
Ahora se han puesto de moda la casas rurales. Casas antiguas arregladas. Donde estaban las cuadras han hecho salones. Tienen calefacción y son muy agradables. Los que las regentan dan a los huéspedes huevos de corral recién cogidos del nidal. Como hacía yo con 7 años. A los hijos pequeños de los huéspedes no les gustan esos huevos porque saben a huevo y ellos están acostumbrados a otros sabores. Son sabores perdidos por falta de consumo.
Lo único que queda de la vida de antes es pasar las horas frente al fuego de la chimenea. Yo me pasaría la vida mirando el fuego, me magnetiza. Los hay que han invertido una fortuna en arreglar una casa a la que han ido cuatro días. Siempre hay cosas raras.
En los años 40 llegar a esos pueblos era de titanes. Las comunicaciones eran un desastre y las carreteras de tierra. No había los coches de hoy y lo más socorrido eran las caballerías. Se montaban en las mulas en un cruce hasta donde llegaba un autobús o un taxi y hasta el pueblo en caballería. Una aventura. Si hacia frió las casas estaban heladas, solo había la chimenea para calentarse. A los niños los ponían los pijamas de felpa en la chimenea y envueltos en una manta los llevaban a la cama, en la cama metían botellas de barro con agua caliente y calentaban las sabanas con el calienta camas. Que era un cazo muy bonito con un mango muy largo en el que metían ascuas de la chimenea y lo pasaban por las sabanas. Te metías en la cama, con varias mantas gordas y te tapabas hasta la coronilla, no sacaba ni una mano.
Un año, años 90, fui con un primo en noviembre a sus casa del pueblo. La había puesto agua y un baño pero el sistema de calefacción era el de sus padres, ninguno. Yo me llevé un radiador grande y dos sacos de dormir. Al llegar a la habitación puse mi radiador y lo deje encendido toda la noche. Me puse un esquijama gordo y calcetines de lana gordos, me metí en una saco de montaña y luego en otro saco cuadrado, así me tape con las mantas. A la mañana siguiente los comentarios de los que habían ido también, era el frió que habían pasado en la cama. Ya se les había olvidado como era su pueblo. Y eran hijos del pueblo.
No hacía tanto que habían cambiado el pueblo por un pisito en Madrid. Pero no se acordaron de lo más elemental, abrigarse cuando hace frió.
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