viernes, 14 de agosto de 2020

CASO PODEMOS: CON RUMORES Y "ME LO HAN DICHO DE BUENA TINTA" SE MONTA EL LIO

AQUÍ HUELE A PODRIDO. PUES YO NO HE SIDO

Un caso real. Año 1968, estando de soldado en Melilla dejamos caer el rumor que quedaba un mes para licenciarnos. No se sabía la fecha cierta pero había una señal fija: "Cuando llegaban las Cartillas a la Topográfica era seguro que al mes nos licenciaban". Cuando fuimos por la tarde a recoger la Orden a la Comandancia Militar, le dijimos con mucho sigilo a Fito "han llegado las cartillas"; nosotros estábamos en la Topográfica. Era un balice para ver hasta donde llegaba el rumor. Horas más tarde un soldado "juraba por su vida que había visto las cartillas de la Topo".

Así se monta un bulo que corre como la pólvora.

Las 13 veces que Calvente dice “no sé”, “es un rumor” y otras inexactitudes en 41 minutos contra Podemos ante el juez


Sobres el caso de UP. ¿Pruebas? Bueno, aquí viene lo mejor. Haberlas seguro que las hay, que es lo que dice todo el mundo y viene en los periódicos, pero Calvente no las tiene ahora a mano. ¿Los contratos simulados? Bueno, podrían serlo, lo sospechábamos todos, me lo dice fulanito y a él un consejero y al consejero otras personas de dentro. Cosas raras en definitiva. ¿Que Monedero se lo llevaba crudo? Pues yo no lo he visto pero es lo que me dicen, lo que me cuenta fulanito, lo que se rumorea dentro. ¿Los sobresueldos? Un escándalo, oiga. ¿Y el suyo? El mío no, que estaba aprobado por la Ejecutiva. ¿Y lo de que se fundían la caja de solidaridad? Pues me alegro que me haga esa pregunta porque la gente no para de comentarlo. ¿Quién? La militancia, la rumorología para que se nos entienda.
Con esos mimbres –lo que a Calvente le dicen, lo que él mismo escucha porque sordo no es o lo que le transmiten fuentes confidenciales, que no se pueden desvelar porque de hacerlo no serían confidenciales- se hace el cesto. Oiga, pero los contratos que asegura que eran simulados y que respondían a servicios ficticios, ¿llegaron a ejecutarse? Pues seguro que no, pero no pudimos verlo. Y los trabajadores que iban a ocuparse de esas tareas y que procedían de Brasil, ¿vinieron o no? La verdad es que no sé si llegaron, o si eran de Brasil, de México o de la Patagonia, que uno es malo para los acentos. ¿Los fondos de esa caja de resistencia eran opacos? Oscuros como el tizón. ¿Se los llevaba menganito? No sé si era menganito o zutanito; lo que tengo claro es que uno de ellos era muy amigo de otro que yo me sé y viajaban juntos a Brasil. De ahí que la empresa de los contratos simulados sea brasileña, ¿verdad? Hombre, no me consta que fuera por eso, pero verde y con asas.


Hasta la fecha, van catorce querellas archivadas en tribunales, una quiniela completa en la que de un lado estaban diversos líderes de la formación morada y de la otra adversarios tan prestigiosos y dignos de crédito como el abogado Emilio Rodríguez Menéndez, el sindicato Manos Limpias o Vox. Rodríguez Menéndez posee una vistosa biografía en busca y captura, con dos condenas en firme, varias fugas de la justicia y nueve delitos pendientes de juicio que le supondrían más de treinta años a la sombra. Por su parte, diversos miembros del sindicato Manos Limpias han sido investigados y en ocasiones condenados por blanqueo de capitales, apropiación indebida, extorsión, estafas y abuso procesal. En cuanto a Vox, aparte de diversas sentencias a título personal, de sobra son conocidas sus escabrosas relaciones con la verdad, una película de arte y ensayo en la que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
La última causa abierta contra Podemos se presenta como una especie de parodia veraniega de la famosa caja B del PP, un gazpacho judicial que intenta mezclar diversas acusaciones de administración desleal y financiación ilegal realizadas por José Manuel Calvente, un abogado despedido de la formación por acoso sexual y laboral. En realidad, la noticia fue publicada por este mismo periódico a primeros de agosto, pero ha sido ahora cuando el ventilador mediático ha decidido darle publicidad, en parte para ocultar el escándalo internacional de la huida del rey Juan Carlos y en parte para animar un mes de agosto que andaba de capa caída entre los virus de la corona y el coronavirus en general. Imputar a Podemos es una tradición judicial española: si fuese de otro modo, probablemente los juzgados se extinguirían.

Entre las acusaciones presentadas en su denuncia por José Manuel Calvente se encuentran blanqueo de capitales, revelación de secretos, allanamiento informático, financiación ilegal del partido y administración desleal. Excepto la última, todas ellas fueron desestimadas por el juez a la primera de cambio, aunque a la defensa le extrañó mucho que las tres horas largas de la declaración de Calvente se redujeran a un discurso de cuarenta minutos. No menos extraño resulta que el propio Calvente admita que no tiene ninguna prueba de su acusación, que habla de oídas, a través de sospechas y rumores oídos a algunos miembros del partido que tampoco ha podido o querido identificar. Sin embargo, con mucho menos que eso Miguel Gila detuvo a Jack el Destripador, haciéndose el encontradizo con él en el ascensor y en los pasillos del hotel y murmurando al pasar: "Alguien es un asesino" y "alguien ha matado a alguien". A base de chismorreos, la caverna mediática tiene portadas disponibles para tres meses, más o menos hasta la próxima imputación. De momento, el único delito serio que han podido probarle a Pablo Iglesias es la posesión de un chalet en Galapagar.
La Instrucción del juez Escalonilla lo tiene crudo con estos mimbres, pero cosas más raras se han visto.

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