El flamante nuevo jefe de Policía de Cantabria, Héctor Moreno García, fue condenado por torturas en 1994 e indultado por el PP de José María Aznar. La sentencia judicial de la Audiencia Provincial de Madrid nunca fue un lastre para la carrera de Moreno García, que continuó ascendiendo en la jerarquía policial hasta llegar a su actual destino. El caso de este comisario no es una excepción. Es más, la impunidad para los miembros de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad denunciados y/o condenados por torturas es una práctica habitual en este país llamado España.
Así lo atestigua, por ejemplo, José Manuel Sánchez Fornet, histórico líder del Sindicato Unificado de Policía, del que ya no forma parte. "Esto es lo habitual en la Policía desde al menos 1980, que es cuando yo entré. Los ascensos a agentes que han vulnerado los derechos civiles de los ciudadanos forman parte de la cotidianidad. El problema es que prácticamente nadie les ha prestado atención hasta ahora", denuncia Sánchez Fornet, que pone como ejemplo el también reciente nombramiento como jefe superior de Policía en Castilla‑La Mancha de Félix Antolín, investigado por un delito contra la integridad moral y otro de lesiones por un presunto caso de acoso a un subordinado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario