MARIO VARGAS LLOSA NO TIENE LA PICHULA ENAMORADA
MARIO VARGAS LLOSA, QUE DE ESTO SABE UN RATO, LO DIJO EN UN CUENTO A MODO DE "VAMOS CALENTANDO MOTORES"
“Ya me olvidé del nombre de aquella mujer por la que abandoné a Carmencita. Nunca la quise. Fue un enamoramiento violento y pasajero, una de esas locuras que revientan una vida. Por hacer lo que hice, mi vida se reventó y ya nunca más fui feliz (…). Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esa pichula que ya no me sirve para nada, salvo para hacer pipí”.
Camilo Jose Cela sostenía "que los matrimonios que funcionaban eran los que les guiaba el interes, el interes no desaparece nunca, el amor dura muy poco". Sabía de lo que decía. Tambien tuvo su enamoramiento por la pichula, con la María Castaño.
Cuando la pichula no está conforme se busca otro acomodo, esto es tan viejo como la humanidad. Por mucho que la reviente a una comentarista del corazón que se enfurece por "esto es rebajar a las mujeres a un simple chichi". Haztelo mirar que no sabes de lo que hablas.
Las armas de mujer están descritas en la Biblia, todo mentira pero era un sentir. Si hay algo que ha mantenido la humanidad sobre la tierra es por la tendendecia del hombre a copular con la mujer. Desde el día que la copulación ocurría fuera de la familia y no era para tener hijos, la natalidad ha descendido a cotas de riesgo.
En una ocasión un maduro viudo se casó con una joven, "para que le diera alegria". Los hijos vieron peligrar su legitima y montaron el pollo. El maduro quería disfrutar de su pichula el tiempo que le quedára que para algo se ha descubierto la viagra.
Esta es la pura verdad y ya lo decía doña María y Esperanza Clamores: "aqui te traigo el higo: Aquí te traigo el higo/ la fruta más sabrosa/ la más estimulante/ la más apetitosa/ la fruta que a los hombres/ les gusta con pasión/ por el higo más de un hombre/ se ha quedao sin un botón…..Y replicaba el varón: Fui siempre partidario/ del fruto de la higuera/ si tú me das el higo/ yo te ofrezco la pera/ y pongo la manzana/ y hasta el melocotón/ ¡vengan higos, vengan higos/ quiero darme un atracón!
Esta es la pura verdad mal que le pese a la comentarista de la prensa del higo.
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