CRISTINA CIFUENTES Y JAVIER RAMOS, DESPRESTIGIO PARA LA UJCR |
Las mentiras tiene las patitas muy cortas. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo.
Cristina Cifuentes tiene un título universitario regalado, un máster que realmente no cursó. No pisó las clases un solo día.
Su versión de los hechos ha cambiado tanto en estos días porque todas sus explicaciones han sido falsas, de principio a fin.
En su huida atropellada en las mentiras, Cifuentes está arrastrando también a todos sus cómplices en este escándalo. A su ‘conocida’, Amalia Calonge, esa amable funcionaria que le cambió las notas y que estaba disponible cada vez que Cifuentes necesitaba una gestión. Al director de máster que luego resultó que no lo era, el catedrático Enrique Álvarez. Al profesor Pablo Chico que le puso un “no presentado” –normal, no pisó la clase– y dos años después lo cambió por un notable; el mismo que tiene varios trabajitos en ayuntamientos gobernados por el PP. A las tres profesoras en precario que aseguran que participaron en un comité evaluador que es ilegal y que han firmado un papel muy dudoso y que las puede comprometer. También ellos, al igual que Cifuentes, se enfrentan a unas posibles consecuencias muchísimo más graves que una inspección interna de la Universidad.
El master de Cifuentes era presencial, pero solo para los estudiantes sin pase VIP. Han hablado una cuarta parte de los matriculados –cinco alumnos de poco más de 20– y ninguno la vio jamás; la mayoría de ellos ni siquiera sabían hasta esta semana que habían compartido clase con la presidenta de Madrid.
La pregunta ya no es solo cómo logró Cifuentes sus dos notables en diferido, sino cómo pudo aprobar las otras once asignaturas sin pisar la clase. Tiene incluso cinco sobresalientes, el premio a un esfuerzo que nunca existió.
Además es capaz de estar en dos sitios al mismo tiempo :presentando-leyendo su master y en la celebración de la Eurocopa. ¡Menuda es la Cifuentes!
Tienen que caer todos por higiene democrática.
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