Se da la circunstancia que Reino Unido es signatario del tratado contra la fabricación de bombas de racimo.
Las bombas de racimo son las armas más letales que hay contra las poblaciones civiles. Por eso se propuso un tratado contra su fabricación.
Estas bombas las ha usado Arabia Saudí en el conflicto de Yemen. No contento con eso se la ha proporcionado a las tropas del ISIS en la guerra de Siria. Como se ve no hay vergüenza a la hora de vender armas. El negocio es el negocio.
Y mientras los inocentes mueren por las bombas de racimo, países que se dicen civilizados y democráticos las fabrican y las venden al mejor postor.
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