TAN LIMPITO Y CON TANTOS MACHISTAS DENTRO
Las putas y los buenos tíos del Elías Ahuja
En esa residencia de lujo desde la que retumba la cultura de la violación en nuestra cara están los hombres que decidirán nuestro futuro
Cómo no pensar en Brett Kavanaugh, uno de los jueces del Supremo responsable de derogar el derecho al aborto en EE UU. El mismo que se justificó frente a las acusaciones de haber participado en fiestas universitarias en las que se violaba en grupo a chicas drogadas con sedantes y lo misógino de su anuario, apelando a que se inspiraba en El club de los chalados, Aquel excitante curso y Desmadre a la americana. ¿Qué problema veían si todo el mundo se partía de risa con los chavales ávidos de sexo de aquellas películas?
Cómo no acordarse de Chanel Miller, violada en 2015 en una fiesta de esas fraternidades por un joven millonario y estrella de natación de Stanford. A Miller la defensa intentó desacreditarla agarrándose a esa carta del rubio angelical listo para ganar medallas y así exonerarlo ante todos. “Decían que mi asaltante era un buen vecino, que había trabajado de salvavidas, como si esos factores cancelasen de por sí la posibilidad de que pudiera agredirme. Como si mi violación fuese una anomalía en el sistema. Algo falla cuando la gente dice: ‘Pero, ¿no ves lo unido que está a su madre?’”, me contó al entrevistarla.
Pónganse en alerta. Los próximos días nos aturdirán los retratos cercanos de estos chicos virtuosos que tocan el violín, van a misa o recaudan dinero en actos solidarios. Y siempre aparecerán pulcros, engominados, con el polo planchado. Otra estrategia perversa para salvar, otra vez, a los buenos tíos del patriarcado.
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