lunes, 11 de marzo de 2019

11-M DOLOR POR LAS VICTIMAS VERGÜENZA POR LAS MENTIRAS

EL TREN DEL DOLOR

“El Gobierno de Aznar me pidió que asumiera su mentira sobre el 11-M”

El comisario y jefe de los Tedax (unidad de desactivación de explosivos) cuenta cómo se fraguó la mayor manipulación informativa tras el peor atentado terrorista de España


Pregunta. ¿A qué hora del 11 de marzo de 2004 estaba usted ya seguro de que se trataba de un atentado yihadista y que nada tenía que ver con ETA?
Respuesta. A las 15.00 del mismo día 11. En ese momento se inspeccionaba la furgoneta Kangoo utilizada por los terroristas y se incautaron restos de Goma 2 Eco y unos detonadores. Además, se encontró una cinta cassette que contenía cánticos del Corán en árabe. 

P. ¿Cómo se explica entonces que cinco horas más tarde compareciera Ángel Acebes, entonces ministro del Interior, y dijera que la principal hipótesis era ETA aunque no se descartaban otras?
R. Eso es lo que comunica Acebes a la opinión pública en la tarde, pero es que antes, a las 17.35, el Gobierno de Aznar ya había remitido a las embajadas y a los organismos internacionales un telegrama, firmado por la entonces ministra de Exteriores, Ana Palacios, en el que adjudicaba explícitamente la autoría del atentado a ETA y se instaba a los embajadores a que mantuvieran esa teoría. No había necesidad de adelantar la autoría.
P. ¿Cómo y cuándo cree usted que comienza la mentira?
R. Según publicaron posteriormente los medios de comunicación, fue en Moncloa. El 11 de marzo era jueves y el domingo había elecciones generales. Al parecer, uno de los asesores del presidente Aznar le dijo: “Si ha sido ETA barremos, pero si son los yihadistas ganará el PSOE”. A partir de que en Moncloa se hablara en esos términos, empiezan los comunicados adjudicando la autoría a ETA.
P. ¿En cuántas ocasiones, a lo largo del ese día 11, recuerda haber hablado con sus superiores acerca de que no podía ser ETA?
R. A partir de las 13.00, cuando llega el comisario general de Seguridad Ciudadana a la unidad de los Tedax, y habla con la inspectora química del laboratorio y otros Tedax, le comunican que lo incautado hasta ese momento no apuntaba a ETA. Le dijeron que no se podía determinar la clase de explosivo, solo que era dinamita, con más velocidad de detonación que la usada habitualmente por la banda terrorista, por los efectos de las explosiones en los trenes. Se ratificó más tarde, cuando encontraron en la furgoneta detonadores y restos de dinamita Goma 2 ECO. En ese momento, a las 15.00 del mismo día 11, yo se lo comuniqué a mi comisario general de Seguridad Ciudadana y al comisario general de Información [Jesús de la Morena], que se había desplazado hasta allí. Delante de mí, efectuó la llamada para informar al secretario de Estado, Ignacio Astarloa.
P. ¿Quién diría que alimentó la mentira?
R. Lo ignoro. Si bien es cierto que a medida que se acercaba la Comisión de Investigación Parlamentaria, algunos periodistas, como Pedro J. Ramírez, Casimiro García-Abadillo, o Jiménez Losantos, comenzaron a difundir teorías para tratar de mantener la relación de los atentados con ETA. Fueron creando lo que luego se llamó las “teorías de la conspiración”. Llegaron a decir cosas tan delirantes como que la mochila que contenía la bomba hallada en Puente de Vallecas la tenía yo en la cocina de mi casa. El objetivo era hacer creer que la Policía estaba detrás de una conspiración contra el Gobierno de Aznar. Una estrambótica idea que mantuvieron durante 10 años y que estaba centrada en la actuación de los Tedax, de otras unidades policiales y también de la Fiscalía y la Judicatura.
P. ¿Diría que el Gobierno fabricó en el 11-M una de las mayores noticias falsas [fake news] de la historia de nuestro país? la urdieron unos miserables llamados periodista
R. Sí, esta es “la Gran Mentira” propagada por determinados periodistas y, además, hemos visto las consecuencias: crisparon a la sociedad, la dividieron, dividieron también a las víctimas, las ofendieron porque no respetaron su dolor. Aquella campaña, orquestada por algunos medios, llevó al PP a perder de nuevo las elecciones en el 2008. Previamente, en 2004, Rajoy había puesto a Acebes como secretario general del partido y a Zaplana como portavoz del Congreso, que era como poner a la zorra a cuidar las gallinas.
La gran mentira la urdieron unos mal llamados periodistas con la connivencia de Aceves y Zaplana dirigidos por José María Aznar, responsable de todo. Supuso una quiebra de las familias y amigos. No se podía hablar sin riesgo de romper amistades de muchos años. Nada importó para la gran mentira, ocultar que habian sido los yihadistas  en venganza por la estúpida presencia de tropas españolas en la guerra de Irak a mayor gloria de José María Aznar. 
Todavía hoy, el mamarracho de Pedro J. Ramirez (el innombrable), sigue con sus mentiras sobre lo ocurrido. Hace falta ser mentiroso y cínico para seguir con la mentira. No olvidemos que M. Rajoy estuvo durante muchos años siguiendo la teoría de la conspiración de los mentirosos. Incluso su Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, metió la pata con el famoso tren, que nunca salio de las cocheras y este señor lo primero que dijo fue "vamos a encontrar el tren". El tren llevaba años en el mismo sitio.
La reflexión final :"los políticos de mala sangre llevan a los pueblos a la guerra para su gloria personal. Las victimas las pone siempre el pueblo. El político cambia de chaqueta y sigue chupando".

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