JUAN CARLOS FUE EL INDUCTOR DEL GOLPE DEL 23-F PARA CARGARSE DE UNA VEZ A SUAREZ.
El 23-F del rey Juan Carlos que Sabino describió y Armada calló
Es totalmente cierto, como le decía Juan Carlos I a su amante Bárbara Rey en los audios que ella grabó y acaban de salir a la luz, que el jefe de la Casa Real Sabino Fernández Campo se iba de la lengua sobre los tejemanejes del rey de España, sus amantes, sus relaciones con la reina Sofía... y hasta, en contadas ocasiones, sobre su verdadero papel en el golpe de Estado del 23-F.
No sólo se ha podido comprobar que así fue, sino que se ha obtenido el relato completo de lo que reveló en su día el escudero del monarca, llevado por su indignación ante el deleznable comportamiento del soberano, el enfado que le causaron algunos desplantes a su persona y, a veces, los efluvios de la bebida con la que se consolaba y desahogaba con algunos amigos.Como consecuencia del largo trabajo de investigación sobre el verdadero origen de la fortuna de Juan Carlos que publicó este diario en numerosas exclusivas en 2021 y 2022,
—"Palabra de honor, me río, cariño, de Alfonso Armada"[1] , le dijo el rey a su querida "entre nosotros, como siempre". Y siguió, según los audios ahora filtrados: "Ese ha pasado siete años en la cárcel, se ha ido a su pazo de Galicia y el tío jamás ha dicho una palabra. ¡Jamás! En cambio, este otro está largando…", refiriéndose a Sabino.
"Según la versión de Sabino sobre el 23-F, tal como me la contó y que después ha acabado circulando de forma muy parecida (lo que demuestra que la narró a bastante gente diferente), fue el propio rey quien promovió el golpe con el objetivo de acabar con la carrera política de Suárez y la UCD. También intervino Prado, para convencer a los generales participantes, quienes aquella noche estaban incluso preparados para apoyar otro tipo de golpe más contundente. Por su parte, los estadounidenses de la embajada, a través del comandante Cortina, desviaron a los soldados profesionales que tenían que acudir al Congreso con el comandante Pardo Zancada y los reemplazaron con algunos guardias civiles al mando del coronel Tejero, al cual consideraban dispuesto a hacerlo, pero chapucero y controlable".
"Sabino me juró que él no sabía nada del golpe, cosa que a mí me pareció entonces absolutamente inverosímil, porque hasta yo sabía cosas. Como que el rey le había pedido a Armada que se reuniera con los socialistas (en este caso, Enrique Múgica [3], a pesar de que iba a ir Felipe González a la cena) y con el PCE, para plantear un Gobierno de coalición, con el objetivo de sacar definitivamente a Suárez de la presidencia, que era lo que causaba la inquietud y el malestar en los cuarteles, según sostenía don Juan Carlos en privado".
"En cualquier caso, según Sabino, al comenzar el golpe él entró en la sala donde estaba el rey, acompañado de la reina y de su hijo, y le sorprendió ver que Prado y don Juan Carlos estaban brindando con champán y comentando que todo había salido perfecto".
"Como, según su versión, él no sabía nada, les manifestó su extrañeza por la situación y cuando le explicaron la verdad, intentó desmontar el plan que se había forjado entre las capitanías generales. Sobre todo, procuró que Armada no apareciera por allí ni se le dejara acceder a la Zarzuela"
Siempre según Sabino, recibió instrucciones de hablar con el jefe de gabinete del presidente francés, Giscard D'Estaing, y acabó contactando con el propio Giscard, quien le preguntó furioso a don Juan Carlos que cómo quería ser rey de un país en el cual se daba un golpe de Estado contra el socialismo; que el rey tenía que ser también monarca con un Gobierno socialista, y que sólo entonces se vería ratificado como rey de todos los españoles".
"Estaba claro, a mi parecer y si tenía que creer esa parte del relato de Sabino, que en toda la confusión de aquella noche Giscard pensaba que se trataba de un golpe de militares ultras contra una posible victoria electoral socialista. Eso sí me cuadraba: que la ira del presidente de Francia puso al rey ante un callejón sin salida, pero no le confesó nunca a Giscard que andaba desencaminado en sus sospechas".
"Finalmente, y viendo también el desastre al que conducía la negativa de Tejero a plegarse a las órdenes de Armada, el rey pidió a Sabino que escribiera un papel para leer frente a las cámaras de televisión en un mensaje a toda España. Pero no lo hizo hasta ya entrada la noche y cuando tuvo la seguridad de que los capitanes generales de Valencia y de Sevilla habían retirado los tanques de las calles en vista de la indisciplina de Tejero".
"Pero el papel que leyó don Juan Carlos por televisión no fue el de Sabino, sino el que escribió Prado, cosa que sublevó aún más al jefe de la Casa Real. En cualquier caso, había que acabar con el deplorable espectáculo que se estaba retransmitiendo en directo a todo el país, y el rey salió en televisión y paró el golpe de Estado. Sabino afirmaba que se hacía cruces por no haberse dado cuenta antes de la conspiración, cosa que yo no me creí".
"De lo que no cabía duda es de que estaba enfurecido por el despido con cajas destempladas que había tenido que tragarse delante de la reina, hasta el punto de que me contó exactamente qué es lo que quería obtener para quedarse tranquilo y no tener que hacer más cenas como aquella conmigo... claramente para que yo le transmitiera sus condiciones a don Juan Carlos a cambio de su silencio".
"En primer lugar, exigía que, en lugar del condado de Latores que le había otorgado el rey al despedirlo en otoño de 1993, se le concediera un marquesado. Pero al final tuvieron que añadirle la grandeza de España a su título de conde, porque era imposible justificar que don Juan Carlos cambiase de golpe el título que le había dado menos de un año antes a su principal escudero".
EL 23 DE FEBRERO SIN JUAN CARLOS NO TENÍA SENTIDO
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