domingo, 21 de enero de 2024

EN EL EJERCITO PERVIVEN PRACTICAS DE LA EPOCA DEL FRANQUISMO

 

LEGIONARIO MUERTO POR EL DISPARO DE UN SARGENTO QUE LO HAN INTENTADO OCULTAR COMO ACCIDENTE


La delgada línea roja entre el castigo físico y una dura instrucción militar

La denuncia de que uno de los soldados ahogados en Cerro Muriano llevaba como sanción una mina inerte en su mochila cuestiona la pervivencia de prácticas teóricamente abolidas en el Ejército


Carlos León Rico, uno de los dos militares que murieron el pasado 21 de diciembre en un embalse de la base de Cerro Muriano (Córdoba), cuando realizaban un cruce de curso de agua dentro de su plan de instrucción, llevaba una mina inerte en su mochila. Según el abogado de su familia, Luis Romero, tanto él como muchos de sus compañeros cargaban desde días antes del suceso con una simulación de mina anticarro “como castigo” por haber hecho mal un ejercicio....


El castigo de poner peso a la espalda viene de la epoca de los pelotones de castigo del Ejercito del Norte de Africa, Ceuta y Melilla. Hablamos de los años 40 del siglo pasado, o del Sahara, donde las gomas de las bombonas de butano se empleaban para azotar a los castigados. Era un castigo habitual colgar un saco con 50 kilos de peso sujeto, primero con alambres, luego con cuerdas y luego correas. 


Muerto Franco el ejercito siguio a su aire, no hubo cambios de democracia, es más el teniente general Gutierrez Mellado. tan plaudido el 23 F, "pidio que los soldados se olvidaran de sus derechos democraticos mientras estuvieran en filas". Esto ya aclara el sentido democratico del Ejercito Español.


Si el capitan inpone un castigo a un soldado no hay nadie que lo remedie y si le pone un peso extra en la mochila es el equivalente al saco que le colgaban en peloton de castigo en ceuta o melilla.


Hace unas fechas se ha dictado sentencia por la muerte de soldado causada por los disparos de un sargento. Ha tenido que ser la Guardia Civil la que esclareciera el caso porque los militares se tapaban y nadie respondia.


Los padres del legionario de 22 años que falleció de un disparo en unos ejercicios de adiestramiento con fuego real en Agost (Alicante) han defendido que la muerte de su hijo no fue un accidente sino que "se le mató y se le remató" al intentar "engañar a todo el mundo" ocultando los hechos.

Juan José y Rosario han hecho estas declaraciones antes de comenzar el juicio en el Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla, contra un sargento acusado por la muerte de Alejandro Jiménez el 25 de marzo de 2019 y otros tres militares que presuntamente lo encubrieron.

La madre del legionario fallecido ha declarado que entiende los accidentes pero "no cuando lo ocultas y lo manipulas y te permites luego reírte". "Uno lo mató y otros lo remataron", ha apostillado.

El padre ha afirmado que la muerte de su hijo "no fue un accidente sino una locura que hizo el sargento", ya que, según ha explicado, "si tienes el blanco delante no hay explicación lógica de cómo cae a su izquierda por un proyectil directo del sargento, puesto que si el blanco lo tiene delante por qué dispara a la izquierda".

"Es una locura que se le ocurrió al sargento y le ha costado la vida a mi hijo", ha lamentado Juan José, que ha asegurado que cuando fue a recoger las cosas personales la Guardia Civil le dijo que "mentían desde el minuto cero" en relación a cómo sucedieron los hechos.

Según su versión de los hechos, el sargento "no tenía que haber disparado y después intentaron engañar a todo el mundo".

En este sentido, la madre del legionario ha declarado que "si cometes un error, reconócelo porque no me vas a devolver a mi hijo pero que no me digan que es un accidente después de lo que han hecho" y ha desvelado que ha recibido mensaje de ánimo de militares en activo que quieren que se "limpie el Cuerpo de esta gente que hace este tipo de cosas".

Según Rosario, el Ministerio de Defensa debería ser el primero en querer "limpiar a esta gente" ya que la Legión es un cuerpo profesional del Ejército y "no es como antes donde solo había expresidiarios".

Rosario ha contado que su hijo siempre quiso ser legionario por vocación y ella lo apoyó para que lograra su objetivo en el que puso un gran empeño personal, ya que era jugador de rugby y tuvo que perder 42 kilos.

Además, Alejandro quería ayudar a la gente y participar en misiones internacionales para "aportar algo a los que más lo necesitan", ha rememorado la madre, que se ha mostrado orgullosa de su hijo.

El sargento acusado de matarlo niega haber disparado

El sargento acusado de causar la muerte de Alejandro Jiménez ha negado haber disparado durante las maniobras.

En su declaración ante la juez militar en el Tribunal Militar Territorial Segundo, con sede en Sevilla, el sargento Guil Pérez ha rechazado las penas que tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares han pedido y ha mantenido que la decisión de establecer un "nuevo objetivo" una vez finalizado el ejercicio fue "improvisada" y que no recibió órdenes de sus superiores para que tuviera lugar.

Para el sargento, la Fiscalía pide penas que suman siete años y cinco meses de prisión por un delito contra la eficacia del servicio, dos delitos de abuso de autoridad y uno de obstrucción de la justicia.

La defensa del acusado ha pedido además que se declare la "nulidad de las pruebas" presentadas por "fallos en la cadena de custodia" del rifle con el que el sargento disparó, un rifle que, según los letrados, ha podido sufrir una "alteración" al no presentar todas las piezas "del mismo número de serie".

En este sentido, la defensa considera que las pruebas "no reúnen las condiciones de certeza y seguridad para que sean consideradas pruebas válidas" y que en la reconstrucción de los hechos, "solo se tuvo en cuenta lo sucedido en la parte izquierda del campo de tiro" donde falleció Alejandro.

El sargento, de 36 años y perteneciente al ejército desde 2007, ha apuntado que, previo a la realización de las maniobras, no especificó a los cuatro soldados a su cargo en el pelotón cómo se iba a desarrollar el ejercicio, que ha calificado como "básico", ya que "es el sargento quien decide cuándo hacer fuego".

Una vez consolidaron la posición tras abatir los cuatro blancos que se situaban en un merlón que dividía el campo de tiro, el sargento acusado avisó de "un nuevo objetivo" con el grito "enemigo en la montaña", algo que, ha confesado, decidió "sobre la marcha" y que no fue una orden del teniente encargado de supervisar el ejercicio.

Una vez finalizó ese segundo ejercicio, el sargento ha sostenido que se mantuvo "en pie" y que escuchó fuego pero no supo "quién tiraba".

El sargento Guil, que fue uno de los que asistió en primera instancia al soldado abatido, ha negado además que presionara a los otros tres soldados para que alteraran sus declaraciones a la Guardia Civil y que solo les pidió que fueran "escuetos" y dieran "respuestas cortas" dada la "dureza" con la que, ha denunciado, se produjeron los interrogatorios.

Falleció mientras participaba en unos ejercicios de adiestramiento

Los hechos tuvieron lugar en 2019, cuando un legionario de 22 años y natural de Palma de Mallorca participaba en unos ejercicios de adiestramiento con fuego real en un campo de maniobras de Agost (Alicante).

En ese momento, fuentes del Mando de Operaciones Especiales (MOE), con sede en Alicante, informaron que, probablemente, el disparo lo recibió "de rebote". Pese a todo, la Guardia Civil decidió abrir una investigación para esclarecer lo ocurrido.

Alejandro Jiménez se había incorporado a la unidad en noviembre de 2018, y recibió un disparo del calibre 5,56 milímetros de un fusil HK durante una salida Alfa de la compañía.

El Ejercito no ha hecho la transición democratica, sigue con su ordeno y mando y aqui lo que vale es lo que digo yo.



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