PARA FELIPE VI EL 2023 NO HA SIDO UN AÑO. NO LLEVA BUEN CAMINO
No se puede decir que su graciosa majestad Felipe VI de Borbón haya pasado un buen año.
Casi por primera vez en nuestra historia democrática, las ultraderechas palpable en Vox y latentes en el PP no aclaman al Borbón todos a una.
Los ataques a su persona y a la institución que representaba eran cotidianos a fines de los 70 y principios de los 80 por parte de oligarcas, nostálgicos de Franco liderados por el fundador del PP Manuel Fraga y por Blas Piñar, un pueblo aborregado por 40 años de analfabetismo, secretas, matones, terroristas parapoliciales, curas con sicarios e, incluso, militares de muy alto rango que no dudaban en apelar a un golpe de Estado, en actos oficiales y ante las cámaras, si no se detenía la tentación democrática.
Todo este ruido y furia no lo conoceréis los más jóvenes ni los menos leídos, pues se ocultó de nuestra historia bajo un tupido manto tejido con solo dos palabras vacías: modélica transición.
Después vino el golpe de Estado del 23F y España se borbonizó de golpe. El miedo a los tricornios bigotudos pegando tiros en el Congreso beatificó a Juan Carlos I, quien por otra parte ya iba convenciendo sotto voce a los poderes fácticos de la derecha que lo de España no era exactamente democracia, sino solo negocios.
Todos sabíamos de su corrupción, y de la de todos los Borbones desde su llegada al trono español en el año 1700. Pero, por alguna razón que se me huye, Juan Carlos I se convirtió en el corrupto más querido por los españoles. Ni la evasora de impuestos Lola Flores, La Faraona, con todos sus faralaes, fue capaz de hacerle eclipse.
Felipe VI no ha heredado los talentos seductores de su padre, y da la impresión de que su impopularidad crece en las calles y en el couché. Quizá es que el pueblo no lo percibe suficientemente corrupto para ser un buen Borbón, a pesar de aparecer como beneficiario en las cuentas fangosas de papá allende los paraísos fiscales.
Tras ver su nombre en los papeles, Felipe VI se hizo un cobarde y poco viril (para un facha) infanta Cristina, al decirle a los españoles y a los jueces que era tonta, que no sabía de dónde había salido tanta pasta, y que la habían engañado por amor.
El juancarlismo sociológico amamantó su primer rencor cuando, para eludir sus responsabilidades con respecto a esos dineros, el rey nuevo expulsó de la familia al viejo rey. Era 2020 y Juancar no solo perdió la asignación oficial, sino también las llaves del palacete para follar que había acondicionado a pocos metros de la residencia real de la Zarzuela. Ningún buen hijo le quita al padre el picadero.
Felpudo VI es lo más respetuoso que le han llamado a nuestro rey en este 2023. "Felpudo, masón, cornudo y maricón", "masón del calzón por los tobillos", "los borbones a los tiburones"... Y Pablo Hásel en la cárcel. Será que no reza rosarios después de rapear.
La guinda al annus horribilis de Felipe VI la ha puesto el más que turbio Jaime del Burgo, un calvo casposo, fugaz ex cuñado de Letizia que anda propalando en redes que mantuvo relaciones íntimas con la reina.
NOTA: EN LA SENTENCIA DE LA INFANTA CRISTINA LOS JUECES DIERON POR BUENA LA TEORIA DE LA DEFENSA QUE LA INFANTA CRISTAINA ERA TONTA Y NO SE ENTERABA DE DONDE LE VENÍA TANTA PASTA. TAMBIEN DIERON POR BUENAS UNAS FACTURAS QUE EL EMISOR, EL CORTE INGLES, NEGÓ SU PROCEDENCIA. Y CON TODO ESTO NO SE INVESTIGÓ SI JUAN CARLOS HABÍA MEDIADO EN LOS CONTRATOS DE URDANGARIN, LUEGO SE HA SABIDO QUE ACTUO COMO MEDIADOR Y COMISIONISTA.
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