Una de las cosas en las que más y mejor ha evolucionado la sociedad española es en su indumentaria. Da lo mismo que sea en la de diario que para días especiales. Uno de esos días especiales es salir al campo. Es muy curioso ver como se disfrazan algunos para ir al pueblo de sus abuelos. Se ponen ropa que aguanta bajas temperaturas, luego se la quitan porque hace 20º, y un calzado que para si lo hubiera querido Mallory cuando subió en 1924 al Ewerest. Mallory y Hillary subieron al Ewerest con ropa de gabardina.
Yo he visto una persona que pretendía subir a Peñalara con zapatos de tacón.
En mis años mozos para subir a la sierra madrileña usábamos las botas de baloncesto, que eran como unas zapatillas pero que subían por encima del tobillo. En la temporada de primavera con el deshielo se calaban al cruzar el primer charco, eran de tela. En invierno la cosa se complicaba más, el calzado que había no tiene nada que ver con las de goretex de ahora que rechazan el agua. Que se lo pregunten a los cazadores los sufrimientos que han pasado por el calzado. Lo normal es que al final de la jornada las botas y calcetines terminaran junto al fuego de la chimenea.
Ahora es de lo más normal ver un grupo de personas bien pertrechados de botas resistentes a todas la inclemencias atmosféricas, sentados en la terraza del bar próximo a la montaña sin haber puesto el pie fuera de la senda. Eso sí, llevan unos mochilones como si fueran los sherpas del Ewerest. Esto es muy bueno y bonito,y denota que el país prospera y la gente tiene dinero para comprarse el equipo de sierra para ir a tomar el vermú a la cantina de la Venta Marcelino en Cotos.
Los hay que con indumentaria más normalita se suben al pico Peñalara con sus 2428 mts sobre el nivel del mar, y luego se vuelven a Madrid en el autobus. Sin un despeine.
Yo animo a ir a la montaña es fascinante.
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