sábado, 1 de junio de 2024

EL HJO DE UNA VICTIMA DEL HOLOCAUTO SENTADO EN LA MISMA MESA CON EKKEHARD TERSCH


ABASCAL SE REUNE CON NETANYAHU EL CARNICERO DE GAZA, EN LA MISMA MESA SE SIENTA   CON HERMANN TERTSCH HIJO DE UN NAZI Y CON LAS IDEAS DE SU PADRE. CON ABASCAL Y SU AFINIDAD A FRANCO (AMIGO INTIMO DE HITLER) SOLO FALTABA ESPINOSA DE LOS MONTEROS EN REPRESENTACIÓN DE SU ABUELO  (EMBAJADOR EN LA ALEMANIA NAZI)

Lo que no llegaré a entender, por más que me lo expliquen con guiñoles y dibujitos, es cómo pueden sentarse en la misma mesa el hijo de una víctima del holocausto con el de Ekkehard Tertsch.

Hermann Tersch es de VOX y es al igual que su padre de ideología nazi. Verle sentado frente a Netanyahu me chirría. Santiago Abascal es franquista (el franquismo era amigo de Hitler) 

En uno de los capítulos finales de la serie de HBO Band of Brothers (Hermanos de Sangre), un grupo de soldados de la compañía Easy de la 101º División Aerotransportada estadounidense descubren un campo de concentración en la ciudad de Landsberg am Lech, al sur de Alemania. Tras las verjas había una marabunta de personas famélicas, muertos vivientes y moribundos; hombres, mujeres y niños; comunistas, homosexuales, gitanos, sindicalistas, judíos. Cuando el regimiento se pone en marcha para alimentar a los prisioneros, saquean todo lo que pueden de las tiendas del pueblo. El dueño de una carnicería farfulla y se queja porque uno de los soldados se lleva una rueda de queso enorme hasta que Webster, uno de los personajes que más habían mantenido la cordura durante toda la guerra, encañona al carnicero alemán y le dice: “¿Vas a decirme que no sabías qué pasaba a dos kilómetros del pueblo? ¿Que no te llegaba ese olor todas las mañanas?”.

Estos mismos soldados obligaron a las mujeres de los nazis que vivian próximos al campo de exterminio a sacar a los niños muertos preparados para los crematorios y enterrarlos dignamente. En la España de 2024 no se han podido enterrar dignamente a muchos miles de republicanos fusilados sin juicio y enterrados en fosas comunes.

Dicho esto, me chirría enormemente que un hijo de una victima del holocausto se siente en la misma mesa con el hijo de un nazi.

 Hemos leído a columnistas, escuchado a políticos y sufrido a tertulianos que, bajo el amparo de la lucha antiterrorista, han justificado el bombardeo de hospitales y la masacre de inocentes. 

Ya empieza a haber cargos en la Corte Penal Internacional contra Netanyahu y su etnoestado, pero me pregunto qué pasa con los que lo han justificado, los que lo han alentado y los que han esparcido una duda razonable sobre si es legitimo o no matar a quince mil niños en menos de un año; me pregunto cuántos periodistas y políticos españoles deberían tener un hueco en el banquillo de La Haya; me pregunto qué es lo que querrá la humanidad para sus criminales cuando esto acabe.

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