HAN PASADO MÁS DE CINCUENTA AÑOS DEL CASO AÑOVEROS. TARANCÓN ESTUVO A PUNTO DE EXCOMULGAR A ARIAS NAVARRO, INCLUSO A FRANCO
La Iglesia Catolica tiene la pena maxima para un creyente "la excomunión "La excomunión es la pena que priva al fiel de la participación en los sacramentos y en los actos de culto público de la Iglesia." El excomulgado no puede recibir la Eucaristía, ni confesarse, ni casarse, ni ser padrino, ni ocupar cargos eclesiásticos, ni ejercer derechos canónicos. Esto es, su condena al infierno a perpetuidad.
Las Clarisas de Belorado (Burgos) han sentido la llamada para desencadenar un verdadero juego de hábitos tras anunciar su ruptura con el Vaticano el pasado 13 de mayo. Las monjas cismáticas, como se las ha bautizado en los medios, se enfrentan a la excomunión después de encerrarse en el convento y retirar el reconocimiento al Arzobispado burgalés, que las acusa de un delito de cisma tipificado en el Código de Derecho Canónico.
No entregan las llaves, como los vocales del CGPJ.
Todo es un problema de "pasta", como siempre. Una monjas clarisas querían hacer una operación de venta de un convento y sacar una pasta. Los superiores les dicen que para hacer "pasta" ya están ellos y la monjas le mandan a la ...
Los superiores les amenazan con la excomunión y las monjas les dicen "eso ya cuela". Son otros tiempos, hace cincuenta años la cosa era distinta.
Hoy, 24 de febrero de 2024, se cumplen 50 años del llamado “caso Añoveros”, que se produjo debido a la lectura de la homilía del obispo de Bilbao, Antonio Añoveros, un episodio que originó el enfrentamiento más grave entre el franquismo y la Iglesia.
En un contexto de represión franquista, febrero de 1974, Añoveros en Cádiz escribió una homilía donde hablaba del sentido social de la Iglesia, de la no interferencia entre el poder político y el eclesiástico y de los curas obreros. Añoveros decía: “La jerarquía, la Iglesia ha de estar muy cerca de los oprimidos, de los que sufren”.
La homilía, “El cristianismo, mensaje de salvación para los pueblos”, un texto que fue leído en todas les parroquias de la diócesis de Bilbao, el domingo 24 de febrero de 1974.
El texto decía entre otros puntos: “El pueblo vasco, igual que los otros pueblos del Estado español, tiene derecho a conservar su propia identidad, cultivando y desarrollando su patrimonio espiritual, dentro de una organización sociopolítica que pueda reconocer su justa libertad”.
Esta apuesta valiente del obispo Añoveros a favor de su pueblo, continuaba así: “En las actuales circunstancias, el pueblo vasco tiene serios obstáculos para alcanzar estos derechos. El uso de la lengua vasca, tanto en la enseñanza como en los medios de comunicación, está sometido a notorias restricciones”.
El Gobierno de Arias Navarro reaccionó de una manera despótica a la lectura de la homilía, acusando a Añoveros de haber atacado la unidad de España, consagrada por las “Leyes Fundamentales”. Así, el miércoles 27 de febrero, el jefe superior de la policía de Bilbao arrestaba en su domicilio al obispo Añoveros, con el pretexto que habían de asegurar su integridad personal. Posteriormente, el Gobierno dispuso un avión en el aeropuerto de Sondica, con el objetivo de expulsar del Estado al obispo, con lo que se produjo la crisis más grave que ha existido entre la Iglesia y el Régimen franquista.
El obispo Antonio Añoveros manifestó que no abandonaría la diócesis de forma voluntaria, y que solo lo haría, si el Gobierno utilizaba la fuerza, o si el papa Pablo VI le pedía que dejara la diócesis.
Por su parte el cardenal Tarancón, presidente de la CEE, convocó al Comité Ejecutivo del episcopado y redactó una nota donde se recordaba la pena de excomunión que el canon 2334 decretaba, para aquellos que “directa o indirectamente impidiesen la jurisdicción eclesiástica de un obispo”. Tarancón, en caso que fuese expulsado el obispo Añoveros, daría a conocer esa nota a través de los medios de comunicación.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores llegó a redactar una nota de ruptura de les relaciones con el Vaticano.
En la Iglesia (y a los obispos les gusta mucho la equidistancia), no se puede ser imparcial. Como no lo fue Jesús, que optó siempre por los débiles y los oprimidos. No por los poderosos. Por eso nuestros obispos, con valentía, habrían de defender nuestra lengua y nuestra cultura (como lo hizo Añoveros en pleno franquismo) y más si cabe en estos momentos, donde el gobierno de la Generalitat del País Valenciano (PP y VOX) y diversos ayuntamientos con estos partidos, están intentando destruir y acabar con la lengua de Sant Vicent Ferrer, la lengua “propia” de los valencianos, como la define el Estatuto de Autonomía del País Valenciano.
Y el Papa Juan XXIII, en su Encíclica. “La paz en la tierra”, concretaba en contenido de este derecho:
“Hay que afirmar claramente que todo cuanto se haga para reprimir la vitalidad de las minorías étnicas viola gravemente los deberes de la justicia.
Responde por el contrario y plenamente a lo que la justicia demanda, que los gobernantes se consagren a promover con eficacia los valores humanos de dichas minorías, especialmente en lo tocante a su lengua, cultura, tradiciones“.
HAN PASADO MÁS DE CINCUENTA AÑOS Y LOS FACHAS IRREDENTOS SIGUEN COMO CON FRANCO
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