PABLO CASADO SE HA CRECIDO CON LA CRISIS CON MARRUECOS Y PRESUME DE CONOCERSELO MUY BIEN. TAMBIEN COMO SU MENTOR FRANCISCO MARHUENDA QUE CONSIDERA A MARRUECOS COMO UNA DEMOCRACIA. SOLO LE HAS FALTADO DECIR UNA DEMOCRACIA PLENA. HASTA SU ACOLITO INDA LE DIJO QUE MARRUECOS ES UNA AUTOCRACIA. SI MARHUENDA ES PROFESOR LE DEBEN DE HABER DADO EL TITULO EN LA MISMA TOMBOLA QUE LE DIERON A CASADO SU MASTER.
PABLO CASADO CUAL PIJUS MAGNIFICUS OPROVECHA CUALQUIER SITUACIÓN PARA PEDIR ELECCIONES ANTICIPADAS
Entre la muchas cosas mal hechas para llegar al asalto de Ceuta por críos de 12 años, engañados por las autoridades marroquíes, está el olvido a una población que hasta noviembre de 1975 tenía DNI español. Esto se ha olvidado como se olvidan las traiciones y los robos.
El rey de marruecos mantiene a su población en la más absoluta miseria. Mientras el tiene palacios por todo el mundo (La renta per cápita de Marruecos es diez veces menos que la española) El régimen de marruecos es una miserable dictadura que no respeta los derechos humano ni civiles y contempla en su código penal la cárcel para los homosexuales. La denuncias de torturas en las cárceles son habituales.
Los saharauis, legítimos pobladores del Sahara occidental fueron expulsados de sus territorios al desierto robándoles la tierra y la pesca. Todo por la fuerza de las armas de Hassan II y la traición de España con Juan Carlos como representante del gobierno de España.
Repito: Todos los nacidos en el Sahara Occidental antes de noviembre de 1975, tiene DNI español. Que se entere el mentecato de Francisco Marhuenda y Pablo Casado el antipatriota
El rey de Marruecos, Hassan II, no las tenía todas consigo y llegó a pedir el auxilio del Tribunal Internacional de La Haya, pero le salió el tiro por la culata. En octubre de 1975, este Tribunal avalaba el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y rechazaba cualquier tipo de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
Y, de nuevo, otra traición. Esta vez del que ya ostentaba la jefatura de Estado en funciones, Juan Carlos I, que viajó hasta El Aaiún un 2 de noviembre y en sus arengas llegó a afirmar que "España cumplirá sus compromisos", garantizando que España protegería "los legítimos derechos de la población civil saharaui". A esas alturas, las órdenes a ciertos estamentos militares españoles de ir retirándose de sus puestos en el interior del Sáhara para dejar vía libre a Marruecos y Mauritania ya estaban dadas y Marruecos no tardaría en bombardear con napalm y fósforo blanco a la población civil saharaui, que huyó al desierto argelino del Sáhara. El 14 de noviembre de 1975 se firmaría los Acuerdos Tripartitos de Madrid que ratificaban la decisión.
Un año más tarde, un joven Felipe González anticiparía las sucesivas traiciones que el PSOE iría cometiendo, con el pueblo saharaui ya en democracia. El líder socialista viajó hasta los campamentos de refugiados y en un pomposo discurso gritó que "nuestro partido estará con vosotros hasta la campaña final". González, reconvertido hoy en uno de los embajadores del régimen marroquí con sus tejemanejes de lobbista, se despachó a gusto afirmando que "el Frente Polisario es el guía recto hacia la victoria final del pueblo saharaui" y lamentando que el gobierno español "no sólo ha hecho una mala colonización sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios".
Hace cosa de una semana, Casado se reunió con el ministro de Agricultura y Pesca marroquí y con el secretario general del partido ultranacionalista Istiqla, partidario de la anexión inmediata de Ceuta y Melilla a Marruecos. Lo hizo por vía telemática, así que no necesitó ponerse mascarilla, aunque habría sido fantástico que se disfrazara de tuareg o de Lawrence de Arabia para añadir un muñequito más a la colección: el Casado científico, el Casado pastor, el Casado agricultor, el Casado panadero, el Casado estudiante, el Casado criador de cerdos. En cuestión de unos días, seguramente gracias a su particular sentido del patriotismo, España tenía una catástrofe humanitaria de las gordas montada ante la valla de Ceuta.
No hay que sorprenderse, una vez visto el historial de felonías cometidas por Casado, el cual incluye las críticas que lanzó en Bruselas el pasado octubre al compromiso con la democracia del gobierno de Sánchez o el voto en contra del PP para las ayudas a España del fondo anticrisis de la UE el pasado julio. Y tampoco hay que darle muchas vueltas, teniendo en cuenta que la actuación del jefe de la oposición en la crisis del coronavirus ha consistido básicamente en ponerse del lado del coronavirus.
Son gente que presume mucho de patriota, pero a menudo su patriotismo se reduce a gritar mucho y a llevar una banderita impresa en el reloj, otra en la muñeca y otra en la mascarilla, más que nada por si salen a dar un paseo y sin querer acaban en Andorra o a Suiza, para que sepan que son españoles. Mucho cuidado con esos exhibicionistas del estilo de Abascal y Casado que llevan la patria por fuera, a la vista de todo el mundo, como los calzoncillos de Superman. Ya dijo Umbral que se van "a pegar gritos patrióticos, como si la patria no fuera una cosa evidente y de todos los días". A la que te descuidas, se bajan al moro y te hacen un conde don Julián.
La estrategia de la crispación
La crispación es una estrategia orquestada, que parte de la incapacidad genética del PP en asumir su función de partido en la oposición.
Pablo Casado, traidor, inconfeso y mártir
Hace cosa de una semana, Casado se reunió con el ministro de Agricultura y Pesca marroquí y con el secretario general del partido ultranacionalista Istiqla, partidario de la anexión inmediata de Ceuta y Melilla a Marruecos. Lo hizo por vía telemática, así que no necesitó ponerse mascarilla, aunque habría sido fantástico que se disfrazara de tuareg o de Lawrence de Arabia para añadir un muñequito más a la colección: el Casado científico, el Casado pastor, el Casado agricultor, el Casado panadero, el Casado estudiante, el Casado criador de cerdos. En cuestión de unos días, seguramente gracias a su particular sentido del patriotismo, España tenía una catástrofe humanitaria de las gordas montada ante la valla de Ceuta.
No hay que sorprenderse, una vez visto el historial de felonías cometidas por Casado, el cual incluye las críticas que lanzó en Bruselas el pasado octubre al compromiso con la democracia del gobierno de Sánchez o el voto en contra del PP para las ayudas a España del fondo anticrisis de la UE el pasado julio. Y tampoco hay que darle muchas vueltas, teniendo en cuenta que la actuación del jefe de la oposición en la crisis del coronavirus ha consistido básicamente en ponerse del lado del coronavirus.
Son gente que presume mucho de patriota, pero a menudo su patriotismo se reduce a gritar mucho y a llevar una banderita impresa en el reloj, otra en la muñeca y otra en la mascarilla, más que nada por si salen a dar un paseo y sin querer acaban en Andorra o a Suiza, para que sepan que son españoles. Mucho cuidado con esos exhibicionistas del estilo de Abascal y Casado que llevan la patria por fuera, a la vista de todo el mundo, como los calzoncillos de Superman. Ya dijo Umbral que se van "a pegar gritos patrióticos, como si la patria no fuera una cosa evidente y de todos los días". A la que te descuidas, se bajan al moro y te hacen un conde don Julián.
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