RAJOY SE FUE. FEIJÓO NO VA LLEGAR
En aquel momento (junio de 2018), Mariano Rajoy y el PP tenían 137 escaños, exactamente los mismos, 137, que ahora tiene Alberto Núñez Feijóo –frente a los 121 del PSOE–. Y si uno, Rajoy, fue descabalgado por una moción de censura, el otro, Núñez Feijóo, es hoy incapaz de gobernar por falta de apoyos en la Cámara y se dedica a sembrar dudas sobre la legitimidad de una investidura lograda por una lista menos votada que la suya aunque tenga más apoyos en el Congreso.
El PP quiere poner a "borbonear" al Rey pero se topa con la Constitución, que no votaron, por cierto.
Si algo hay que reconocerle al coordinador general del PP, Elías Bendodo, es su admirable capacidad para transmitir la desesperación que cunde en su partido ante el debate de investidura que se avecina. Cree el dirigente popular que, dando la tabarra cada día con que Feijóo debe ser presidente del Gobierno porque su partido fue el más votado en las elecciones, está creando una atmósfera propicia para que el líder del PP llegue a la Moncloa. Pero lo único que consigue es el efecto contrario: evidenciar la angustia del PP ante la constatación de su dificultad para tejer una mayoría en el Congreso que permita la investidura de Feijóo. Peor aun: ante la posibilidad de que el odiado Pedro Sánchez sí logre construir esa mayoría y continúe como presidente del Gobierno.
BENDODO DEL PP ENCARGADO DE ENFANGAR LA INVESTIDURA
Así las cosas, Bendodo dio este lunes un importante salto cualitativo en su estrategia. No se limitó a repetir la monserga de que el PP fue el partido más votado en las elecciones del 23J, sino que proclamó: “Estamos convencidos de que su majestad propondrá a Feijóo para la investidura y esperamos tener los apoyos para poner a rodar el Gobierno cuanto antes”. Se trata de una afirmación temeraria.
Con base en dichas consultas, Felipe VI propondrá un candidato a la investidura, en principio el que demuestre mayor capacidad de sacarla adelante. Si este fracasa en su intento, el rey puede proponer otro candidato, incluso uno que ni siquiera se haya presentado a las elecciones.
Las palabras de Bendodo revelan no solo un desprecio olímpico a los procedimientos democráticos para la designación del candidato a la investidura, sino también una presión inadmisible al rey –que ejerce de cierta manera un papel político de árbitro en esta endiablada situación– al dar por sentado que este propondrá en primer lugar el nombre de Feijóo.
Sería de todos modos deseable que la Casa del Rey se pronunciara para dejar claro que el monarca no tiene una posición preestablecida en el sentido que señala el coordinador general de los populares. Ello ayudaría a disipar cualquier sospecha de que estén en marcha maniobras para favorecer algún tipo de salida que no refleje la voluntad expresada por los ciudadanos en las urnas.
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