El procés en Cataluña nos sorprende todos los días con algo nuevo. En algunos casos es un disparate, como la afirmación de Marta Rovira sobre la "sangre en las calles" si había desconexión unilateral. Tal afirmación ha sido rotundamente desmentida desde todos los ángulos posibles. La misma afirmación de Marta Rovira ya "olía a camelo mal inventado". Sí, a camelo de los baratos. Algunos de estos "padres del independentismo" han tomado por tontos a los demás. Es el espejo en el que se miran. Se han inventado un "cuento de la lechera" y, se han creído que nos lo teníamos que tragar.
Empezaron por las bondades de la República Independiente de Cataluña y no tenían preparado nada. Bueno, es posible que los sueldos de los "barandas" y la amnistia a Mas, Pujol, y a quién haga falta ya lo tendrían pensado. Han demostrado un infantilismo impropio de unos gobernantes maduros. Han actuado con mala fe y con engaños. Ha sido el gran fraude a un pueblo ilusionado. Con un 48% del Sí y otro 52% del No, es inmoral imponer el Sí. Ha sido el capricho del llorón Junqueras y el retorcido Mas, con la concurrencia del Puigdemont. Autentico antidemócrata confeso. No tuvo reparo alguno en falsificar el Estatut, el Reglamento de la Cámara, en contra de los Letrados, "porque si no lo hacía así no lo podía hacer". Hay una desvergüenza mayor.
Puigdemont tuvo redactado el Decreto de convocatoria de elecciones, pero las presiones de Esquerra algunos del PDC y las CUP le llevaron al "abismo" de la desconexión unilateral. Al ver lo que se le venía encima "tomo el trole" y puso distancia de por medio.
Otra pata para el banco es la Carme Forcadell, se ciscó en la legalidad del Parlament, hizo todas las trampas de fullera y cerró el Parlament. Si estos son los modos y maneras que querían poner en "su" república independiente, déjenme decirles que "así no se juega". Han acreditado ser unos tramposos y unos cobardes.
Las cargas policiales del 1-O no se pueden tolerar. La justicia tiene que actuar inmediatamente y, el cobarde de Rajoy debe pedir perdón. Si es un reprimido que lo diga y se quedará más tranquilo. Los traumas los escucha el psicólogo, pero no los sufren lo ciudadanos. Esto va también por la Soralla.
Resultado de todo esto: el pueblo catalán dividido, roto y con difícil recomposición.
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