Un adelanto del libro de Pilar Urbano <<PIEZA 25, OPERACIÓN SALVAR A LA INFANTA>> pone los pelos como escarpias al leer, ya lo sabiamos, que quien tenía que haber sido el garante de la legalidad, el fiscal Horrach, manipulo a espaldas del juez Castro en defensa de la Infanta.
Horrach: "Sí, grabé a Castro"
«Yo entonces no sabía que el fiscal y los abogados defensores de la infanta habían acordado una estrategia de actuación conjunta. Me enteré bastante después, cuando llegó a mis manos una copia de la carta de Horrach a Salinas. La hoja de ruta de esa estrategia tenía varios pasos: no recurrir, no apelar contra el Auto del juez, no pasar por la piedra de la Audiencia, porque "nos machacan, esta vez sí". Que la infanta acuda por propia iniciativa a declarar. Gesto de realeza, que además a Castro le corta el saque de su imputación. Que Castro le haga tres o cuatro preguntas y la sobresea. Con eso, la tiene sentada frente a él, salva su ego con una salida airosa y populista. Todos contentos y fin de la presente historia».
-Bueno, vamos a ver si llegamos a un acuerdo sensato, Pepe. Tú has tomado la iniciativa convocando a la infanta a declarar como imputada. Ahora me toca a mí mover pieza. Y lo que yo te propongo es que nosotros no recurrimos, a cambio de que tú te comprometas a sobreseer la causa contra la infanta, una vez que haya declarado.
Le escuché sin parpadear y mirándolo atentamente mientras intentaba captar el quid de su mensaje, de su oferta de "acuerdo sensato". Dos cosas me habían chocado: "a cambio de" y "nosotros no recurrimos". ¿A quién se refería con "nosotros"? ¿Al Ministerio Fiscal? ¿Al fiscal, más la abogada del Estado, más la acusación popular? ¿A él y a los abogados de la defensa de la infanta?»
«Horrach seguía exponiendo su plan»:
-La infanta comparece voluntariamente, tú la interrogas, y después sobresees.
-Un momento, Pedro. En primer lugar, la infanta no comparece voluntariamente, sino llamada por el juez, y no en calidad de testigo, sino de imputada. Por tanto, sin juramento, asistida de letrado, con su derecho a guardar silencio, a no contestar lo que no le convenga, a no incriminar a su cónyuge ni a declarar en su perjuicio. Comparece, pues, con todas las garantías que le otorga la ley, pero por obligación y convocada por mí, no invitada por el señor Roca o por sus asesores áulicos de Zarzuela. En segundo lugar... ¡Hombre!, ¡eso de «a cambio de que tú te comprometas a sobreseer la causa contra la infanta», dicho así, suena muy mal, Pedro. Como tampoco podía sospechar que Horrach hubiera grabado aquella conversación de los dos solos en el despacho de fiscales de la Audiencia.
Ese hecho -que el mismo Horrach reconoció tres años después-, aparte de su traza no bien intencionada, ponía en evidencia que la propuesta que el fiscal iba a hacer al juez era algo muy parecido a una invitación a prevaricar. Y, en todo caso, la cita en el despacho, llegando él antes con su propio móvil ya activado dentro del bolsillo de su chaqueta, una trampa. ¡Otra más! Probablemente similar a la que, en diciembre de ese mismo año, intentó tenderle Miquel Roca con idéntico fin: tenerlo cogido con cualquier tipo de imprudencia verbal comprometedora, para poder presionarle y evitar que mantuviera imputada a la infanta hasta llevarla al juicio oral.
Esto es un avance de lo que cuenta Pilar Urbano en su libro <<PIEZA 25 SALVAR A LA INFANTA>>.¿ Hasta que punto se puede creer en la Justicia?. ¿Cómo queda el fiscal Horrach?. ¿Hubo injerencias de las mas altas magitraturas en el caso?.
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PILAR URBANO DESTRIPA AL FISCAL HORRACH |