EN BARCELONA SE HA JUNTADO TODO EL FACHERIO ESPAÑOL. AUTOBUSES Y AVES PARA PROTESTAR POR ALGO QUE NO EXISTE. ¡ESTO SÍ QUE TIENE GRACIA!
En Madrid una señora de "bien" de las de toda la vida, soltó que ella estaba en la manifestación del sabado anterior a la sesión, fallida, de investidura, por "España, una grande y libre. Arriba España".
En Barcelona se han juntado 50.000 personas para decirle al Rey Felipe VI, su Rey que "es complice del golpe de Estado". ¿De cual?
Sí, creo que habrá investidura de Pedro Sánchez, y por tanto gobierno de coalición progresista apoyado en un complejísimo acuerdo de legislatura en el que participan partidos estatales de izquierda, nacionalistas de derechas, independentistas de izquierda y de derecha y algún que otro oportunista (como si no lo fueran a su manera todos ellos y también los que no están). Si me forzaran a apostar, lo dejaría en un 80-20. Quizás la ultraderecha y su nave nodriza, el PP político y mediático, no sean conscientes de ello, pero cuanto más exageran en la supuesta amenaza de ruptura de España, más fácil se lo ponen a Pedro Sánchez para, en el momento que considere conveniente o inevitable, ejercer la “responsabilidad de Estado” y apretar el botón de repetición de elecciones, con el viento de cola hacia un PSOE reforzado en un escenario muy similar en términos de bloques (es lo que predicen las encuestas más fiables, con permiso del ínclito Michavila).
Habrá investidura con apoyos tan diversos porque ese es exactamente el mapa político que salió de las urnas el 23 de julio, no el que Feijóo y el PP se empeñan en impostar, sin respetar las reglas de la democracia representativa ni esa Constitución que utilizan como martillo de presuntos herejes. El PP no puede gobernar porque ningún otro partido de los que representan la realidad socio-política española acepta viajar a bordo de un vehículo cuyo copiloto es Abascal, máximo líder de una extrema derecha empeñada precisamente en meter la marcha atrás, en un retroceso que va atropellando derechos, libertades y avances de todo tipo, alejando a España de la modernidad y de un proyecto europeo en el que, de salir bien, no caben extremismos populistas ni tampoco separatismos sectarios.
Ya sé que al españolismo machirulo del “¡a por ellos!” le importa una higa, pero lo cierto es que un acuerdo de legislatura también supone un coste y un riesgo para el independentismo, y especialmente para Junts. Por muy hábilmente que se hilvane el relato que finalmente salga de este proceso (muerto el procés), los principales grupos independentistas tendrán que explicar a sus bases que la desjudicialización del conflicto obliga a renunciar a la autodeterminación y, explícita o implícitamente, a la unilateralidad. El pulso entre negociadores tendrá todo que ver con el lenguaje, los conceptos, la denominación del asunto y sus matices, pero será difícil ocultar que se acepta exactamente esto: cualquier aspiración de máxima autonomía para Cataluña ha de acordarse con el Estado y por vías democráticas establecidas o por explorar. ERC ya ha pagado un precio electoral clarísimo el 23-J. Junts tendrá que asumir el suyo, teniendo en cuenta que por debajo está la ola impulsada por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), que amenaza incluso con organizar un movimiento político que se presente a las próximas elecciones catalanas para recoger el voto de quienes consideren “traidores” a los actuales dirigentes separatistas.
Conviene, en lo personal y en lo colectivo, blindarnos ante el ruido, la provocación y la desinformación
No entro a discutir en el plano jurídico-constitucional. Sólo ruego que no se caiga en el dogma que pretenden imponer voces del magma político-judicial conservador (desde PP-Vox hasta magistrados ultras en ejercicio o retirados y también nombres del viejo PSOE que se niegan a aceptar la realidad de España en el siglo XXI) y al menos se tengan en cuenta los datos y argumentos que aportan juristas y analistas que defienden la constitucionalidad y, desde luego, la legitimidad de una ley de amnistía (o como finalmente se defina). Aquí, y aquí, y aquí, y aquí y aquí y aquí dejo algunos enlaces para quien quiera informarse, contrastar y superar el griterío. En cualquier caso, baste con reclamar un mínimo respeto a la inteligencia: la separación de poderes es exigible en una doble dirección. Jueces independientes, sí, y fiscales con autonomía garantizada, sí. Pero unos y otros, unas y otras, tienen la obligación de respetar y aplicar las decisiones del poder legislativo. Es el Tribunal Constitucional el que decidirá, en su caso, la validez de lo aprobado. Nadie más. Guárdense ya esas tentaciones soberbias y prepotentes que tanto daño vienen haciendo al crédito democrático.
OJO, SI HUBIERA O HUBIESE UNA NUEVA CONVOCATORIA DE ELECCIONES, EL RESULTADO NO ESTÁ GARANTIZADO PARA NADIE. UN TRASVASE DE VOTOS DE VOX AL PP NO SE SABE SI ANULARÍA EL TRASVASE DE SUMAR AL PSOE. TODO ES INCIERTO
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