sábado, 21 de agosto de 2021

AFGANISTAN LA "PAZ DURADERA MATANDO BODAS"


ÉSTA ES LA IMAGEN DE LA TRAGEDIA UNOS PADRES ENTREGAN A SU HIJO A UN SOLDADO AMERICANO CON LA ESPERANZA QUE PUEDA SOBREVIVIR A LA MASACRE ANUNCIADA. ESTAMOS EN EL SIGLO XXI. PERO NO LO PARECE

 MAS DE 38.000 CIVILES MUERTOS SEGÚN LA ONU. 150.000 MUERTOS ENTRE CIVILES Y MILITARES SEGÚN AMNISTIA INTERNACIONAL EN LOS 20 AÑOS DE OCUPACIÓN DE EEUU Y LA OTAN EN LA OPERACIÓN "PAZ DURADERA"

Las noticias nos daban cuenta del bombardeo y muerte de decenas de personas afganas que luego resultó se una boda. No pasaba nada, eran de otra clase y que no se hubieran reunido así.

Ahora nos aterroriza las consecuencias y nos apresuramos a organizar, mal como siempre, la salida de los colaboradores afganos con los de la Coalición. 

La guerras se saben cuando empiezan pero no se sabe cuando acaban ni cómo. Afganistán fue la tumba de muchos, desde Alejandro Magno, El Imperio Británico, La Unión Soviética y ahora EEUU y la UE. 

No se ha podido hacer peor. La ocupación ha sido un paréntesis en la metodología de lo muyahidines, que fueron armados y entrenados por la CIA para derrocar a los soviéticos. 

Los EEUU tiene la idea que el mundo es como el antiguo Oeste de su pueblo, que todo se arregla a tiros. Invaden, matan inocentes y luego se marchan con el rabo entre las piernas. Mientras tanto la industria de la guerra funciona a pleno rendimiento y produce pingues beneficios. El negocio de la armas necesita guerras. Guerras de verdad no virtuales. En eso estamos.

El PP tiene su historia en Afganistán:

El 26 mayo del 2003 el Gobierno de Jose María Aznar fletó un avión -de una cadena de hasta seis subcontratas- en un visible mal estado. Algunos de los militares criticaron precisamente la antigüedad de la aeronave: "Reza por mí, este avión es una mierda", dijo el comandante José Antonio Fernández a su mujer antes de embarcar.

Una sucesión de mentiras

Tras el accidente cerca de Trebisonda, en la costa norte de Turquía, se sucedieron numerosas mentiras por parte del ministerio de Defensa de Federico Trillo, quien achacó el accidente a un error humano. Desde ese momento, hubo incontables despropósitos en el esclarecimiento de lo ocurrido. 

La mitad de los españoles fallecidos no fueron identificados correctamente por el Ejecutivo, que se apresuró a repatriar los cuerpos a los dos días del accidente. Incluso hubo casos en los que se llegaron a mezclar restos de varias personas en un mismo ataúd. Además, la aparición de una pierna 15 años después demostró que algunos se quedaron en Turquía.

Trillo asumió más tarde que el ministerio había recibido doce quejas previas sobre la seguridad de los aviones de bajo coste y que los pilotos habían superado las 22 horas de viaje, por encima del tiempo legal. El Gobierno reconoció que no contrató los seguros obligatorios para cada uno de los militares que viajaban y que la caja negra del aparato estaba estropeada.

Condecoraciones e indultos

A esta tragedia tuvo que sumarse la ausencia de responsabilidades políticas. Es más, el entonces ministro fue recompensado con el cargo de embajador en el Reino Unido y hubo medallas y ascensos para los militares responsables de las falsas autopsias.

Sólo tres fueron condenados por el accidente del Yak-42: el general Vicente Navarro, el comandante José Ramón Ramírez y el capitán Miguel Sanz. Los tres fueron defendidos -según declaró Luis Bárcenas en la Audiencia Nacional- gracias supuestamente a la caja B del PP. Los dos últimos, además, fueron indultados por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Señor casado cuidado con hablar de Afganistán que le van a caer los muertos.

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