GLACIAR PERITO MORENO |
El viaje empieza en Buenos Aires, Argentina, es una gran ciudad con un pasado esplendoroso y un presente decadente. Junto a grandes avenidas con edificios magníficos están unas calles transversales con la aceras rotas, con verdadero peligro para la integridad de los peatones. Se mezclan edificios de aluminio y cristal con fachadas preciosas trabajadas y de una arquitectura digna de aplauso. La ciudad fue "el París de América" y hoy sobrevive a la decadencia y al abandono. Se ve la ausencia total de intervención municipal o estatal. Los naturales se avergüenzan de la situación de "soberbia que domina al argentino que le hace creerse el mejor y no ver las carencias que tiene delante". El primer problema es "la moneda". El peso argentino no está en el Sistema Monetario Internacional y los extranjeros tenemos que comprar moneda en casas de cambio, que a nadie se le ocurra comprar en lo "arbolitos" cambistas, las mas de las veces estafadores o ladrones.
La visita panorámica ratifica la primera impresión, pasado glorioso, presente decadente. Tiene importantes avenidas y amplios jardines. Las dimensiones son distintas de Europa, todo es muy grande. Se nota un urbanismo hecho por barrios. algunos desentonan con el colindante. Fruto de un crecimiento sin planificar.
Tuvimos la suerte de encontrar "el taxista amable y simpático" que nos hizo muy agradable la visita en domingo, estaba vació, a los sitios que nos interesaban. Comimos en Las Lilas, sitio "pijo" de Puerto Madero, un terreno ganado al Rio de la Plata y recuperado para el ocio. Está muy bien aprovechado y es un sitio muy frecuentado.
Un sitio muy interesante es un antiguo teatro, Grand Splendid y que hoy se llama El Ateneo de los Libros. Una visita obligada. Otra visita obligada es a los Almacenes Pacifico, más por el continente que por el contenido. Una arquitectura de innegable valor artístico y con impactantes murales. Imprescindible pasarse por el Café Tortoni, lugar de tertulia de Borges, entre otros. Su visita es obligada para entender el porque de la fama de los Cafés de Buenos Aires que no cerraban en las 24 horas del día. Cuando un argentino agarra la palabra te pueden dar las tantas. Otra visita obligada es al Barrio de Caminito, típico barrio por estar el campo de ¨La Bombonera" del equipo El Boca. Aquí el fútbol es más que una religión. En un chiringuito comí las mejores empanadas de todo el viaje.
La Catedral por fuera se parece más a una biblioteca que a una Catedral. está enterrado José Martí y tiene guardia permanente. Por dentro es sobria y tipo fortaleza, como eran las catedrales en esa época, y principalmente en America. Comimos en un sitio con mucho sabor local, los únicos turistas eramos nosotros, La Gran Parrilla, mejor si cabe que en Las Lilas y más barato. Aqui la carne tiene otra dimensión. El camarero, un Porteño cachondo me introdujo en los niveles de asado de la carne, me comentó el "nivel destruido", que es cuando la carne está que no se la come ni el perro de lo pasada que está.
Vuelo a Trelew y traslado a puerto Madryn, lugar de vaciones y de playa. Aquí conocimos a los argentinos más majos y simpáticos de todo el viaje. Según el recepcionista del hotel de Ushuaia :"el único argentino simpático de toda Argentina". Nos hicieron de chóferes para ir a comer y al día siguiente a cenar. Un recuerdo muy cariñoso. Gracias.
De aquí se va a la Península de Valdés , terreno pelado junto al Océano que en sus playas habitan los lobos y elefantes marinos con los graciosos pingüinos. El viento era tan fuerte que arrastraba la arena y hacia daño en la cara. El chiringuito para comer era infame.
Vuelo a Ushuaia. Excursión a Tierra de Fuego y su lago Roca. Panorámica magnifica, paseo en el tren de los presos. Es la tierra del Fin del Mundo. Navegación por el Canal de Beagle. "Totalmente prescindible". previamente nos comimos un cordero al estilo "crucificado y al calor del fuego durante cuatro horas". Magnifico.
Vuelo a Calafate . Visita al Perito Moreno, glaciar estrella del viaje. IMPRESIONANTE. La visita la hicimos en barco y luego las pasarelas muy cómodas, incluso con ascensor.
Ahora toca el autobús para pasar la frontera con Chile. Son un poco pejigeras y nos toca abrir la maleta. El jamón y el lomo lo llevábamos fuera. No hay problema. Nos saltamos las colas alegando mi condición de discapacitado. Llegada a Puerto Natales.
Visita al Parque Nacional Torres del Paíne. Lo primero es decir que nos hizo un día maravilloso, soleado y con alguna nube que enmarcaba las fotos. Lo disfrutamos mucho.
Traslado en autobús, muy cómodo casi cama a Punta Arenas. Hotel magnifico con vistas al Estrecho de Magallanes. Vuelo a Puerto Mont y traslado a Puerto Varas.
Puerto Varas es un sitio precioso, cómodo, bonito y con gente agradable, menos el recepcionista del Hotel Cumbres que me hizo un cargo de 200 $USA como garantía por posibles gastos sin avisármelo, el Banco me lo notifica y al verlo le reclamo al recepcionista y no sabe como salir. Le exijo la devolución inmediata y se lía la madeja. al final se arregla, pero un feo detalle por parte de un hotel magnifico.
Comemos en un restaurante de origen vasco, Casa Valdés una centolla de más de dos kilos, lo sobrante nos lo llevamos para cenar. Otro sitio donde comimos, esta vez carne, fue en La Marca, magnifico todo.
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