En un hotel de playa no es raro encontrarse una pareja compuesta por un hombre maduro, bien maduro pero en buen estado de conservación con una señora madura en pleno proceso de "descuelgue generalizado". El lleva un cordón de oro al cuello, ella va muy "maqueada". Ella le da un trocito de su flan y al tiempo le pone morritos, que para algo se los ha puesto. El no para de hablar y ella le escucha con mucha atención. Está claro que la otra ya no le hacia ni puto caso. Esta le escucha. Beben vino con avidez y se van rápido a la habitación.
Otros son los que en el desayuno, incluido, comen como si se fueran a "segar". Está pagado que decía el valenciano. En los bufe libre se ven, todavía, el hambre atrasado de este país. Cargan los platos con infinidad de productos que luego no consumen. Debe ser la memoria del hambre.
Abundan los padres jóvenes con niños tontos y asilvestrados. También van con los abuelos, que suelen ser los más sensatos con los niños. En este viaje hemos visto muchas parejas con niños. Es un buen síntoma que el país se regenera.
Lo peor ha sido lo visto en las carreteras secundarias. Empecemos con que en las autovías a 120 km te pasa hasta el carrito de los helados. Pero en las secundarias con limite de 60 km, te echan de la carretera. En la carretera de Puebla de Sanabria al Lago, un fulano hizo un adelantamiento en zona prohibida con otro que venía de frente y con un ciclista delante que no terminó en tragedia por un pelo. El "animal" no iba a apagar ningún incendio, era que no sabía ir detrás de otros coches. En este viaje lo he visto mucho.
Vi una señora que trituraba todo tipo de comida como si volvieran las cartillas de racionamiento. Luego se metía los dedos en la boca y los saca con restos de comida que dejaba en el mantel, digo yo si para la merienda.
Estos eran unos jóvenes que hicieron la excursión con nosotros en el 4x4, cierto que nosotros en un coche y ellos en otro conduciendo ellos. Lo que no le gustó nada al que tenía que conducir. Al terminar el paseo preguntaron de comer en Portugal, les indicamos que tenían una carretera sinuosa y que en Portugal las carreteras secundaria son peores que aquí. Se puso muy "estupendo" y dijo que no se asustaba. Se marcharon sin despedirse del guía.
Bueno, lo mejor es que todo ha salido bien y hemos disfrutado mucho.
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