Desde el día que Felipe VI encargó a Mariano Rajoy Brey la formación del Gobierno, estamos viviendo el absurdo de las justificaciones de si ira o no ira a la investidura, Mariano Rajoy, según le apoyen o no le apoyen. Esto dicho así, sin más, es el resultado de retorcer la Constitución a un antojo absurdo. Propio de malas personas que les gusta jugar con cartas marcadas para ganar siempre. Dicho en claro de jugadores tramposos.
En política hay que ser honrado y parecerlo. Lo tienen difícil los que actúan como lo descrito y mucho peor es no reconocer su incapacidad para atraer amigos y echarle la culpa al partido de la oposición. Solo con recordarle a Mariano Rajoy los desplantes en su legislatura de mayoría absoluta, sería más que suficiente para negarle cualquier apoyo. No tenemos que recordar la legislatura 2004-2008, la miserable actuación que responsabilizaban a Rodriguez Zapatero de connivencia con ETA en los terribles atentados de los trenes de Atocha. No, lo tenemos más reciente, el intento valiente de Sanchez por la cobardía de Rajoy, de formar Gobierno con C'S. Los del PP le llamaron de todo, adobado con el argumento FALAZ que había que apoyar a Rajoy porque había ganado las elecciones. Pues si ha ganado forme usted Gobierno, si es que alguien le quiere, que con tanta corrupción no creo que tenga muchos amigos. Para remate eligen presidenta del Congreso a una del PP CON LOS VOTOS DE LOS INDEPENDENTISTAS, sí, esos que rompían España si iban con Sanchez. Esto se llama ser más falso que un duro de chocolate. Como decían en Campanadas a Media Noche "Jesus, Jesus, las cosas que hemos visto.
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